viernes, 27 de junio de 2008

El Presidente Allende y su raro valor


Virginia Vidal

"Tres veces consecutivas, cada seis años, había sido candidato presidencial mi porfiadísimo compañero. Esta sería la cuarta y la vencida".


Pablo Neruda: Confieso que he vivido.

Este porfiadísimo compañero se llamaba Salvador Allende. Asumía la candidatura después que el poeta había sido precandidato habiendo recorrido el país en una singular campaña donde renovó el lenguaje político.

Las candidaturas de Allende eran hitos en cada una de nuestras vidas: lo sentíamos cercano, lo respetábamos, reconocíamos su consecuencia, pero, en realidad, muy poco sabíamos de él. En su primera campaña presidencial, trabajé por él, siendo estudiante aun sin derecho a voto. En la segunda: ya estaba casada, tenía dos hijos y fui vocal en una mesa de San Fernando: aquí en Colchagua había dado un bofetón a la oligarquía terrateniente al obtener la primera mayoría en la votación masculina. En la tercera, ya había estado cuatro años fuera del país, trabajando en la República Popular China y en Checoslovaquia, con mi familia, donde vivían felices mis tres hijos, y había venido por primera vez de vacaciones para ser testigo de una terrible amargura por la derrota.

Ahora, en la cuarta, era periodista. En una de esas jornadas, como reportera había acompañado a Pablo Neruda a su proclamación como candidato a presidente en la comuna de la Granja. Mientras recorría la feria libre, se tentaba con el cuchillo hechizo de una verdulera y luego palpaba, olía, saboreaba con los dedos y ojos los frutos de mar y tierra. Parecía entregado por completo al goce de sus sentidos, pero luego, en un almuerzo rústico, muy alegre, cuyo anfitrión era el alcalde Pascual Barraza, Neruda al hablar, nos asombró a todos, al referirse con mucho conocimiento a los problemas capitales de una de las comunas más populosas, pero desfavorecidas del país. Eso fue antes de que en una inmensa fiesta popular en el Parque Cousiño, el vate renunciara para proclamar como candidato de la izquierda a Salvador Allende.

Esta última campaña de Allende comenzó en el verano de 1969-70 en una humilde población de Barrancas. Aunque yo era la reportera dedicada a tiempo completo a la actividad cultural, encargada de mi sección “No sólo de pan…”, Sergio Villegas, el jefe de crónica del diario El Siglo me encargó el reportaje. Pero ni siquiera se contempló la compañía de un reportero gráfico. Yo conocía muy bien esa comuna porque me inicié como periodista reporteando los problemas de vivienda y su carencia y allí había pasado jornadas enteras para escribir sobre el movimiento de los sin casa y sus importantes tomas de terreno que culminarían con la formación de las poblaciones Herminda de la Victoria y Violeta Parra.

Una tarde a pleno sol, escasa vegetación, pocos árboles, ausencia de jardines en esa tierra caliza[1] donde unos chiquillos se ganaban la vida raspando polvo de las rocas y vendiéndolo como “sapolio”, marca de un detergente para fregar las ollas; de vez en cuando, el viento armaba con ese polvo un remolino feroz, el “pata de cabra”, que barría con cuanto hallaba al paso. Allende, de guayabera y sombrero de paja, llevaba un megáfono en la mano. No lo acompañábamos sino unas cinco personas; dos éramos periodistas: uno, famoso, alto y flaco, muy observador, el más agudo e irreverente comentarista político de ese tiempo: Eugenio Lira Massi . Esa comitiva no era alegre, pero Allende le ponía humor, confianza y coraje:

"Compañeras, compañeros, aquí está Salvador Allende, candidato del pueblo, que viene a dialogar con ustedes".

Ni un alma. Poco menos que las puertas cerradas a piedra y lodo. Ni siquiera aparecía una muchachita, como en el éxodo de Mio Cid, a pedirle que siguiera de largo. Al poco rato, en medio de una polvareda, se aproximó la citroneta de Laura Allende, parlamentaria por el Segundo Distrito, al que pertenecía Barrancas. Por megáfono la saludó Salvador: "Aquí viene Laurita, atrasada, como de costumbre". Ella se acercó, severa, y lo regañó. Siguió la caravana por la calle sin pavimentar. De pronto, Allende golpeó las tablas de una puerta. Tardaron en abrir. Se asomó una mujer hosca. "Compañera, tengo sed. ¿Podría convidarme un vaso de agua?" La mujer no demostraba mucho ánimo de brindárselo. "Compañera, ¿me permite pasar? Soy Salvador Allende, senador elegido por el pueblo y ahora candidato a la Presidencia". Unos niños tímidos se arrimaban a las pretinas de la madre. "Como parlamentario he hecho las más importantes leyes de este país para proteger a la madre y al niño. Cuando sea Presidente, elegido por ustedes, no sólo se realizará un Programa de Cuarenta Medidas que favorecerá en especial a las madres y a sus hijos, sino que promulgaré el Código del Niño. ¿Me va a dar un vaso de agua?". La mujer fue al rincón que hacía de cocina, espantó las moscas y escanció la botella en un jarro desportillado. Se produjo un amago de conversación en que ella fue respondiendo con monosílabos. Terminó procediendo como dueña de casa y él se despidió invitándola a la concentración que se haría al caer la tarde.

Allende siguió perifoneando con su megáfono. Tocó varias puertas, habló con mujeres de edades diversas, marcadas todas por la miseria y el sufrimiento; a cada una, la miró como si fuera la única que existía sobre la tierra.

Fue un recorrido agobiante. La pequeña comitiva no podía disimular el calor ni el cansancio. Sólo Allende seguía fresco y animoso. Al atardecer, en un descampado que estaría destinado a plaza, sobre una improvisada tarima, algunos dirigentes de la población, jóvenes sobre todo, con el mismo megáfono convocaban a la gente. Poco a poco, fueron apareciendo algunas personas, pero no se acercaron, sino se ubicaron en las esquinas, en los alrededores. No sumaban un centenar. Allí el candidato dijo su discurso.

Al día siguiente, el periodista Eugenio Lira Massi (XXX) publicó en el “Puro Chile” un artículo donde explicaba por qué había tomado la decisión de apoyar a Allende: luego de acompañarlo en esa primera salida, se había dado cuenta de que estaba solo; lo había seguido en esa desolada proclamación del día anterior y no había visto respuesta de su pueblo para el hombre que durante toda la vida le había estado defendiendo sus intereses. En su breve columna, Lira fue muy elocuente y estremeció muchas conciencias.

Esas proclamaciones callejeras en los barrios más desamparados y populosos, poco a poco fueron tomando bríos y esparciéndose al país entero. No fue una campaña de lujo, consumista, de carros suntuosos ni derroche de accesorios y publicidad. Su fundamento era el Programa de Cuarenta Medidas. Los resultados ya forman parte de la historia y baste sólo con recordar la nacionalización del cobre como un hecho señero en el decurso de este siglo.

El Programa de Cuarenta Medidas tiene un sólido fundamento en una obra borrada y olvidada —semejante olvido es una forma de censura—: La realidad médico social chilena, escrita por Salvador Allende en 1939, cuando era ministro de salubridad del presidente Pedro Aguirre Cerda. Este lúcido y muy documentado ensayo enfoca todas las miserias de un pueblo sometido durante ciento veinte años a la degradación y el yugo de la derecha.

Cuando triunfó por primera vez en la historia de Chile un candidato de izquierda, Chile tenía mortalidades infantil y materna de las más altas del mundo, lo cual impedía el crecimiento de una población que mayoritariamente se debatía agobiada por la tuberculosis, las venéreas, el alcoholismo. De las condiciones de vida daba una idea en las urbes el infierno de los conventillos. Ya entonces Allende había diseñado un programa para una política de salud, previsión social, educación, vivienda y cultura como única forma de sacar al país de su marasmo. Más de medio siglo permaneció La realidad médico social chilena sin ser reeditada. Este libro no se citaba, no figuraba ningún fragmento suyo en las antologías y recopilaciones de discursos de Allende. Hortensia Bussi lo recordó en una entrevista y que ella había ayudado a Salvador a ordenar datos cuando lo estaba escribiendo. Acababan de conocerse. Estaban en un teatro, cuando empezó el temblor muy fuerte. El remezón y la alarma les permitieron acercarse y presentarse. Y comenzó el enamoramiento con la comunicación y el mutuo apoyo en algo tangible: el libro que Allende escribía.

Cuarta campaña

La primera había tenido por generalísimo a un estudiante muy alto y alegre: José Tohá, muy popular porque había sido elegido presidente de la FECh. Entonces, los afiches de propaganda se reproducían en silkscreen, como llamábamos corrientemente la serigrafía, o se hacían a mano pintando con gouaches las hojas de diarios y pegándoles rondas y figuras recortadas. Nos amanecíamos confeccionándolos con los estudiantes de Arquitectura y Bellas Artes, sobre todo. Entre tantos autores, Javier (Maco) Gutiérrez 2) , Sergio Bravo, Yoly Schwartz, Sergio González Espinoza, Jano Tapia Chuaqui. Estas verdaderas joyas artesanales no significaban un capricho ni un refinamiento de estetas sino, simplemente, que no había un céntimo para propaganda y, a falta de dinero, se acudía a la imaginación creadora.


No sólo en los afiches se notaba la huella de la creación artística: desde esa primera campaña, la actividad pública de Allende se caracterizó por la participación de artistas capaces de ofrecer todas sus manifestaciones en los actos públicos, como la bella actriz y cantante Inés Moreno, a más de cantores populares, actores y mimos.


Esa determinación de ofrecer lo mejor del arte al pueblo fue una innovación que marcó las campañas allendistas. Culminaría años más tarde cuando, como primera disposición presidencial, organizaría el Tren de la Cultura en el primer verano de su gobierno, en 1971. Participa en la organización del Tren de la Cultura el artista Guillermo Núñez, que luego va a ser nombrado Director del Museo de Arte Contemporáneo. El Tren de la Cultura fue una iniciativa de difusión itinerante que trasladó por diversos puntos del país a artistas chilenos de diversas disciplinas: teatro, música, ballet y artes visuales Estaba auspiciada por el Departamento de Cultura de la Presidencia y contaba con el apoyo de los trabajadores de ferrocarriles. Este tren llevaría para recorrer el sur del país a un singular grupo de pasajeros: una embajada artística con los mejores exponentes e intérpretes de diversas manifestaciones artísticas.


Yo soy la afortunada periodista que sube a ese tren y reportea todo su recorrido. Entre los participantes, había actores notables como Pedro Villagra, Silvia Santelices, los bailarines del Ballet Nacional Chileno a cargo de Rayén Méndez; los cantantes Julio Numhauser y Mario Salazar, del duo Amerindios; los guitarristas Eulogio Dávalos y Miguel Ángel Cherubito, el mimo Eugenio Noisvander, los cómicos Guillermo Bruce y Sergio Feito. Y a medida que avanzaba el tren, se incorporaban artistas y escritores. En Cada ciudad estaban lospoetas ya artistas esperando y dispuestos a armar el diálogo y el encuentro cordial: en Valdivia, estuvimos con un grupo de escritores encabezados por el joven poeta Omar Lara, director de “Trilce”. En Concepción, me reuní con Alfonso Alcalde iniciando una amistad que duraría hasta su muerte, nos fuimos a ver a Daniel Belmar quien, pese a su invalidez, armó una estupenda tertulia.


Pronto, Alfonso Alcalde se incorporó a Editorial Quimantú donde creó la colección “Nosotros los chilenos”, y me invitó a colaborar con un ensayo-reportaje sobre la emancipación de la mujer en nuestro país.

Pero no debo anticiparme.

La mayor manifestación callejera de la primera campaña la encabezó un bote a vela portado en andas, así, todo el mundo pudo conocer el famoso "yate", pues Allende había sido acusado de tener una de esas embarcaciones en Algarrobo. El bote fue echado al agua en la pileta de Plaza Bulnes.

El día de las elecciones, se formaron brigadas contra el cohecho y se denunciaban encerronas donde se pagaba a los "carneros" con un vaso de vino y una empanada. Los jóvenes los ubicaban señalándolos con un poco de harina o tiza para denunciarlos, más de algún carnero sufría una golpiza, pero el castigo a estos desgraciados no tocaba para nada a los felices cohechadores.

Allende sacó en aquella oportunidad cincuenta y dos mil votos calificados como los más limpios de todas las elecciones celebradas hasta esa fecha. Las otras campañas —este somero testimonio no pretende ser evaluación crítica— se realizaron con ánimos redoblados y las más diversas iniciativas.

En la cuarta campaña, sirvieron para la propaganda desde las palomitas y volantes, los rayados murales, el Tren de la Victoria, donde se llevaba la exposición de grabados. Una iniciativa que cundió fueron las invitaciones, a las once de las pobladoras: hablaban con el candidato mientras tomaban té acompañado de tortas, queques y canapés. El rasgueo de las guitarras, la participación de los conjuntos artísticos y cantantes populares hasta los murales iniciados por los artistas plásticos en el río Mapocho y, sobre todo, por las brigadas juveniles, reflejaban una propaganda imaginativa realizada por el pueblo mismo: no derroche de millonadas ni carnaval, sino formas creadoras, por medios entre los que no sobresalían, por cierto, la radio, la televisión, la mayoría de la prensa escrita, de llegar a la ciudadanía para que tomara su decisión y fuera agente del proceso.

¿Y cómo participaba el candidato? ¿Cómo actuaba Allende? Neruda dice al respecto:

"A veces íbamos por las infinitas tierras áridas del norte de Chile. Allende dormía profundamente en los rincones del automóvil. De pronto, surgía un pequeño punto rojo en el camino: al acercarnos se convertía en un grupo de quince o veinte hombres con sus mujeres, sus niños y sus banderas. Se detenía el coche. Allende se restregaba los ojos para enfrentarse al sol vertical y al pequeño grupo que cantaba. Se les unía y entonaba con ellos el himno nacional. Después les hablaba, vivo, rápido y elocuente. Regresaba al coche y continuábamos recorriendo los larguísimos caminos de Chile. Allende volvía sumergirse en el sueño sin el menor esfuerzo. Cada veinticinco minutos se repetía la escena: grupo, banderas, canto, discurso y regreso al sueño. Y era esa manera de reposar, como un combatiente, la que le daba energías: Enfrentándose a inmensas manifestaciones de miles y miles de chilenos. Cambiando de automóvil a tren, de tren a avión, de avión a barco, de barco a caballo, Allende cumplió sin vacilar las jornadas de aquellos meses agotadores".

¿De dónde sacaba Allende tanta energía? ¿De dónde provenía tanta voluntad, tanta disposición y la capacidad de recuperarse en medio de la dificultad y no sólo esto, sino también la capacidad de no caer desmoralizado ente momentos que todos asumían como de derrota?

Estirpe de Patriotas


Incapaz de claudicar, su voluntad y lealtad al pueblo se sustentan en sus principios, en su ética, en su intransable consecuencia. Pero hay otra que sería injusto ignorarla, porque ello significaría desconocer la continuidad histórica tan deliberadamente embestida. Salvador Allende descendía por línea directa de criollos ilustrados que fueron soldados de la Independencia de Chile, de mujeres que se habían entregado con pasión a crear y criar, de seres que sacrificaron sus vidas por la dignidad de su pueblo. Allende se refirió a sus orígenes casualmente una sola vez, en una entrevista concedida a Julio Lanzarotti, la cual no tuvo mayor difusión.

Cuando el escritor francés Régis Debray entrevistó al presidente y le dijo que provenía “de una familia bastante acomodada, digamos de una familia burguesa”, Allende respondió de muy escueta manera, sin explayarse:

“Conforme a una definición ortodoxa, mi origen es burgués, pero agrego que mi familia no estuvo ligada al sector económicamente poderoso de la burguesía, ya que mis padres ejercieron profesiones denominadas liberales y los antepasados de mi madre hicieron otro tanto”.
Después añadió algo sobre su ubicación política:

“”Todos mis tíos y mi padre fueron militantes del Partido Radical cuando ser radical implicaba, indiscutiblemente, tener una posición avanzada”.

Pero nada más dijo de sus ancestros.

Vale la pena detenerse en los orígenes de Salvador Allende, porque sus más directos antepasados no sólo están estrechamente ligados a la historia de Chile, a su vida política, social y cultural, sino también fueron destacados protagonistas.

Los hermanos Allende Garcés son inseparables de la gesta de la independencia de Chile: Gregorio fue jefe de la escolta del director supremo Bernardo O'Higgins y su hermano Ramón integró las huestes de los Húsares de la Muerte, cuerpo fundado por Manuel Rodríguez para defender la república naciente.

Ramón Allende Garcés fue desterrado durante el gobierno de O'Higgins, después de la muerte de los hermanos Juan José y Luis Carrera y de Manuel Rodríguez. El propio José Miguel Carrera, en una de sus cartas, lo menciona entre los oficiales expatriados y enviados a combatir bajo las órdenes del general Simón Bolívar. En rigor, fue condenado a muerte, pero se le conmutó la pena por el expatriamiento.

El historiador Jaime Eyzaquirre en su libro “O’Higgins” ((cap. sexto, sección 30), Zig-Zag, Santiago, 1946), rememora cuánta indignación había en Santiago, después de los asesinatos de los hermanos Juan José y Luis Carrera:

"Don Ramón Allende, el teniente de la guardia de honor del Director Supremo fue apresado junto a otros conspiradores decididos a derribarlo; muy tarde se darían cuenta de que a su reunión secreta había asistido el propio O'Higgins...“

Luego de analizar los móviles de O'Higgins para tomar esa determinación y las conjeturas que sobre ello se hicieron, Eyzaguirre refiere que la Cámara de Justicia sentenció a los siguientes patriotas a ser pasados por las armas:

"en el término de veinticuatro horas a don Ramón Vásquez de Novoa, don Martín de la Cuadra y don Ramón Allende, y ordenando el confinamiento de los demás reos. Pero el Director, no obstante hallarse seguro de que el triunfo de los revolucionarios habría acabado con su propia vida, la perdonó a los tres primeros, conmutándoles la pena capital por la de destierro perpetuo del territorio de la República".

Ese destierro perpetuo a cambio de la vida, lo obligaba a ponerse al servicio de Simón Bolívar y combatir bajo sus banderas.

Don Ramón Allende peleó en las batallas de Boyacá y Carabobo, decisivas para la independencia de América. Su determinación la explicaba diciendo: “Todos somos americanos”.

José Zapiola en sus “Recuerdos de treinta años” (Recuerdos de treinta años, Zig-Zag, 1952), afirma de los hermanos Allende Garcés: "Habían pertenecido a nuestro ejército desde la campaña de 1813 y habían conquistado gran fama por su raro valor".

Don Ramón Allende al retorno del exilio se radicó en Valparaíso, donde fue comandante del Cuerpo de Serenos. En este puerto fundó su familia.

El abuelo rojo

Ramón Allende Padín (1845-1884), su descendiente, abuelo de Salvador Allende Gossens, se tituló de médico en 1865 y se destacó como gran impulsor de reformas a la higiene pública y a la beneficencia. Emparentado por línea materna con el eminente médico Vicente Padín (1815-1869), cirujano militar, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Don Ramón en su corta vida fundó el hospital San Vicente. Fue presidente de la Sociedad Médica entre 1876 y 1880. Editó un periódico para denunciar los problemas de las víctimas de la injusticia social, titulado La Guía del Pueblo.


Gracias a mi guía porteño, el profesor de Filosofía Sergio Vuskovic Rojo, quien fue Alcalde de Valparaíso designado durante el gobierno de la Unidad Popular, pude conocer la primera escuela laica que hubo en Chile fundada por el doctor Allende Padín en 1871. No lejos de la iglesia de la Matriz, se alza la Escuela Nº 157 “Blas Cuevas”, en cuyo patio se puede ver un busto en bronce de su fundador. Bajo el gobierno del presidente Allende fue provista de un moderno edificio, inaugurado para su centenario, con su asistencia, el 25 de octubre de 1971. Un mural pintado por profesores y alumnos es la mejor crónica ilustrada de la historia de la escuela, donde tampoco falta el presidente con su bata blanca.


Destacado dirigente del Partido Radical, Ramón Allende Padín fue elegido diputado por Santiago de 1876 a 1879 y luego senador por Copiapó de 1879 a 1882, pero renunció a su sillón parlamentario cuando estalló la Guerra del Pacífico. Marchó al frente con el Séptimo de Línea. Designado por el gobierno, Superintendente del Servicio Sanitario en Campaña, organizó la atención y dispuso los recursos de tal manera que es considerado el fundador de la sanidad militar en el ejército chileno.


En su “Breve Historia de la Medicina en Chile”, el doctor Sergio de Tezanos-Pinto afirma:


“Por decreto supremo del 8 de diciembre de 1879, firmado por el presidente Aníbal Pinto y por el ministro Gandarillas, se nombró jefe del Servicio Sanitario en Campaña al doctor Ramón Allende Padín, quien daría cuenta directa de sus actividades al Intendente General del Ejército, en Valparaíso”.


Ya había publicado en el diario Los Tiempos, el 14 de marzo de 1879, un proyecto de organización de Ambulancias Militares.


Don Ramón Allende fue director fundador del Cuerpo de Bomberos, luego de la ardua labor que le cupo desempeñar como médico identificando a las víctimas del incendio de la Compañía, como bien lo señala el doctor De Tezanos-Pinto:


“Allende Padín se había distinguido como estudiante, a raíz del incendio de la Compañía, en la identificación y sepultura de las casi dos mil personas fallecidas en la catástrofe. Fue parlamentario, médico jefe de un hospital de sanidad, en 1870, en la calle Libertador de Santiago, gran educador. Falleció a los treinta y nueve años de diabetes”.


Se comprende el impulso que lo llevó a semejante determinación, luego de la pavorosa experiencia vivida en plena juventud que puso a prueba su resistencia física, moral y espiritual.


El incendio de la iglesia de la Compañía, ubicada donde estuvo durante la Colonia el famoso Colegio de la Compañía de Jesús y donde después se alzaría el Congreso Nacional, fue una tragedia de proporciones atroces. Las personas muertas eran casi todas mujeres, de dos mil a dos mil quinientas, madres en edad fértil, la mayoría.


Trabajaron en el reconocimiento de los cadáveres los doctores Vicente Padín y Guillermo Middleton, con varios alumnos, entre ellos, Ramón Allende Padín, debiendo cumplir la penosa tarea entre el martes y el sábado de la misma semana de la catástrofe. Dice El doctor De Tezanos-Pinto:


“Los cadáveres habían llegado al cementerio en doscientas carretadas y debieron ser amontonados en un terreno vecino y, luego trasladados en hombros o en carretillas a las fosas comunes que se iban abriendo. Dicen las crónicas de la época que Allende Padín perdió la salud y casi la vida en tan sacrificada tarea”.


Tan destacado médico y hombre público no sólo impulsó las medidas favorables a la higiene pública y la beneficencia, también fue parlamentario, presidente de la Sociedad Médica, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y llegó a ser alto jerarca de las logias masónicas y, como afirma su nieto Salvador:

“Mi abuelo, el doctor Allende Padín fue Serenísimo Gran Maestre de la Orden Masónica en el siglo pasado, cuando ser masón significaba luchar […] Mi abuelo fundó la primera escuela laica de Chile y por su posición lo llamaron el “Rojo Allende”.


El doctor Allende Padín casó con una de las pintoras más importantes del siglo pasado: Celia Castro.

La abuela artista


Celia Castro ha sido injustamente olvidada de nuestra historia artística y sólo se hace referencia a ella en algunas investigaciones especializadas, aunque se la considera “la primera pintora profesional de nuestro país, es decir una personalidad que no tuvo otra meta en su agobiada existencia que el ejercicio desinteresado del arte, al que se entregó con toda su alma”, en la opinión del historiador Eugenio Pereira Salas.

Celia Castro nació en Valparaíso en 1860 y murió en Viña del Mar el 19 de junio de 1930. En el puerto estudió pintura con don Juan Francisco González. Casó muy joven con el doctor Ramón Allende Padín.

El ejercicio desinteresado de su arte le proporcionó a Celia Castro el reconocimiento oportuno del medio cultural nacional, pero también le exigió enormes sacrificios y dolorosas decisiones, y cómo lo expresa Eugenio Pereira Salas: “Esta temprana consagración le permitió encontrar las fuerzas necesarias para el desarraigo familiar en una carrera de creación”.

Tal ejercicio ha sido considerado como “una vocación admirable” por José María Palacios (diario “La Segunda”, 29.09.81) y “una vocación apasionada” por el crítico Enrique Melchers (“El Mercurio de Valparaíso”, 16.07.84).

La joven viuda se entregó por completo a la creación artística dando muestras de una vocación incuestionable a lo largo de su vida. Ese mismo año se trasladó a Santiago y se incorporó al dinámico grupo de Pedro Lira, quien también tuvo a otras discípulas muy destacadas: Magdalena y Aurora Mira; estas tres mujeres forman el gran trío femenino de las artes plásticas del siglo diecinueve.

Un aspecto de su espíritu rebelde se advierte en su decisión de dejarlo todo para seguir su vocación, así es como en 1908 acepta la beca que le confiere el gobierno chileno para irse a París.

Ese mismo año de 1908, el 26 de junio, su hijo, el abogado Salvador Allende Castro, casado con Laura Gossens Uribe, la hizo abuela de su primer nieto, un muchachito que, como el padre, fue bautizado con el nombre de Salvador.

Digno de destacarse es el ascendiente del maestro de Celia Castro en sus discípulos: fue Pedro Lira (1849-1912), alumno de Alejandro Ciccarelli (1810-1879). El napolitano Cicarelli llegó a Chile y aquí se quedó para siempre; es reconocido no sólo por la calidad de su obra, sino también por haber sido el animador del medio cultural de la época donde impuso su influencia moral, su capacidad de crear un intenso espacio para el arte y de rodearse de discípulos que compartían sus principios, su inquietud y su amor por la creación artística.

Celia es una de las primeras artistas chilenas que sobresale por su obra y actitud de gran independencia. Tiene apenas veinticuatro años cuando rompe con todos los cánones de su tiempo. Se da a conocer en el medio artístico con Las Playeras, hoy en el Museo de Talca. En este cuadro el mar es el elemento coprotagónico que inviste a las dos mujeres del primer plano de su calidad de seres dependientes de él y ligados a sus cambios y movimientos; cabe destacar esta circunstancia, por cuanto en esa época el mar solía ser ajeno a los pintores nacionales.

En el Salón Oficial del año 1884 causan asombro veintiséis mujeres pintoras. Celia se presenta con Una naranja y un limón, Una piña, Una sandía y un limón, Flores y frutillas, Nísperos, Macetero de violetas, Erizos. Dicha presencia femenina es destacada por Manuel Rodríguez Mendoza:

“La mujer chilena rompe de una manera brillante y audaz el círculo tradicional y estrecho de los antiguos planes de estudio” (“La Época”, 08.11.1884)

Entonces el crítico Diógenes afirma que Celia Castro “ha conseguido sobreponerse a los artistas de profesión en el género que ha escogido. Sus naturalezas muertas son admirables. Los inteligentes habrán saboreado con fruición aquellas frutillas, aquella sandía y aquel melón en que hay tanta verdad y tan intensa riqueza de color” (“El Taller Ilustrado”, 20.01.1884). Ella se hace notar entre pintores tan importantes como Pedro Lira, Magdalena Mira, Cosme San Martín, Ramón Subercaseaux, Juan de Dios Vargas. Esas mismas naturalezas muertas provocan la entusiasta exclamación de Benjamín Vicuña Mackenna: “Ha robado a los trópicos todas sus luces y sus jugos a todas las frutas con su pincel que destila en el paladar los ricos deleites de la piña…”

El 22 de febrero de 1885, “La Época” anuncia: “Exposición de Bellas Artes para el día siguiente en el edificio de la Quinta Normal, frente a la plazuela que sirve de vestíbulo al Salón”. Entre exponentes como Pedro Lira, Onofre Jarpa, Alberto Orrego Luco, están las destacadas pintoras Celia Castro, Magdalena y Aurora Mira.

Del Salón de Santiago, organizado por la Sociedad “Unión Artística” en la Quinta Normal, en 1888, el joven pero exigente crítico Pedro Balmaceda Toro (1868-1889), hijo del presidente José Manuel Balmaceda, afirma:

“…si hubiese de caracterizar la pintura chilena en algunos de los cuadros de nuestros pintores, ya sea por la novedad de la factura, por ese aire que me imagino ha de tener el arte en cada país, según sea su clima y sus condiciones sociales escogería por ejemplo, El podador (La poda), de Celia Castro, con su crepúsculo de ópalo disuelto en rosas, La Náyade de Valenzuela y su Resurrección de la hija de Jairo”.

Más adelante, Pedro Balmaceda ofrece una reflexión que si bien permite apreciar lo que comúnmente se esperaba de una mujer dedicada al arte, también indica que Celia había roto con esos prejuicios:

La señorita Celia Castro abandonó sus naturalezas muertas, aquellos rinconcitos donde crecían fresas y margaritas, aquellos pequeños estudios entonados en las luces más vigorosas y a la vez más profundamente sentidas, para explorar un nuevo campo en el cual, si ha ganado la novedad y la energía de la factura, ha perdido un poco su temperamento de mujer, aquella poesía que firmaba todas sus telas”.

Con el dramático retrato titulado Vieja donde se advierte su exacerbada sensibilidad y su profundidad psicológica ya había logrado digno reconocimiento. Con Primero de Noviembre se presenta a la exposición de Roma. Elegida por su maestro, junto a otros pintores chilenos, viaja a Europa en 1889 participa en la Exposición Universal de París, con motivo del centenario de la Revolución Francesa. En tan importante muestra, le fue conferido el diploma especial de honor y la tercera medalla.

Al respecto, Vicente Grez, quien consideraba a Celia “un alma joven desbordante de vida”, comentó en Les Beaux-Arts au Chili:

“Ningún artista ofrece en el mismo grado que la señorita Castro esa quietud de talento que busca ansiosamente su camino”.

Más tarde, Celia vuelve a exponer en los salones franceses y también en 1904, en la Sala Latinoamericana de Bellas Artes de París.

Enviada a Francia como pensionada del gobierno en 1908, Celia permaneció hasta 1927 en Europa, con breve viaje a Chile, exponiendo en los salones. De su estancia de más de veinte años en Europa, resultan obras como Techos de París y Techos nevados de París, con la elegante estatura de edificios de evocación gótica.

Celia Castro sabe dominar la reciedumbre, la simplicidad y la ternura, como se aprecia en Conejito con su rica gama de grises. También ama la naturaleza potente, de ello dan testimonio sus Uvas: cuelgan de la rama viva, acaparan la luz y los granos se tornan incandescentes reflejando el rosa moscatel y el azul malva velado de esporas, mientras las hojas de parra se iluminan al trasluz.

Obras suyas pueden apreciarse hoy en varios museos del país: en el Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, en el Palacio Baburizza, situado en Cerro Alegre, Museo Municipal de Valparaíso, y en la Universidad de Concepción, cuya Pinacoteca considera entre sus tesoros el óleo sobre tela La poda.

En La poda, su figura central es un jardinero encaramado en un árbol, modelo de equilibrio. Está enmarcado sobriamente con madera dorada y un paspartout como pasamanería de oro y negra. Se puede apreciar este óleo sobre tela en la Sala “Tole Peralta” de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción. Prodigio de equilibrio tenso, La poda capta un momento específico del empeño del ser humano por dominar la naturaleza y ponerla a su servicio. La poda es preanuncio de primavera florida y de verano frutoso. Con la intervención del hombre, los frutos no serán tan abundantes, pero tendrán calidad superior. En una atmósfera melancólica dada por la vasta gama plateada, un hombre y una mujer trabajan concentrados en su tarea. El cuadro evoca futuro. El protagonista es un árbol en primer plano; a la izquierda –en la orilla de la tela se asoma un tercer árbol aún no podado– asciende el tronco como señalando la armonía áurea al delimitar el primer tercio del óleo sobre tela, y se curva como un hombre agobiado. En un nudo de la axila del árbol se apoya el pie derecho del podador que se equilibra y se asegura afirmando el pie izquierdo, flexionada la pierna en el nacimiento de otra rama. La mano izquierda se sujeta de una vara erguida, mientras la mano derecha, muy asida la tijera de podar, corta una ramita en el ápice. Del rostro tapado por el brazo que poda, sólo se distinguen parte de la oreja y la sien. Ese rostro dirige su mirada hacia arriba, mas a la rama, no al cielo. Por efecto de la posición forzada, el cuerpo del podador se yergue echándose hacia atrás. De camisa blanca y chaleco pardo como el pantalón, ha de tener muy calado el sombrero de paja, pero parece equilibrarse como indicando que no hay brisa. Se percibe una tensión resultante de la no violencia: no viento, no fuego, no lluvia, es decir, el invierno no es maldición. No hay oscuridad ni amenaza. No hay pobreza ni frío ni temor ni alarma ni inquietud. El invierno es vida. El segundo tercio está delimitado por un árbol ya podado, abierto en Y como un hombre que desde el suelo elevara sus brazos. En el tercer tercio se inclina una joven como siguiendo la curvatura del primer árbol. El suelo está cubierto de hojas en descomposición, casi humus, y de ramas cortadas. Todo indica que los árboles pertenecen a un huerto interior. Árboles y figura femenina contrastan con la tapia pintada a la cal y rematada por tejas cuyos intersticios han permitido que broten unas hierbas. Este remate forma ángulo casi agudo con el tercer plano: más atrás hay otra muralla de tono más sombrío; corresponde a una casa o bodega y deja en evidencia la inclinación de su tejado. El cuarto plano es el cielo, formidable indicio de un día nublado, como amenazante de lluvia; este cielo de plata se ilumina por tenues celajes rosados. De manera magistral lo describió Pedro Balmaceda Toro: un cielo de ópalos derretidos.

Celia Castro logró formidable acierto al dar la luz plata, tonalidad exacta de un día de invierno chileno; uno de esos días nublados, amenazador de lluvia, de temperatura casi tibia, esto se nota muy bien por mujer en blusa y el hombre en mangas de camisa, sin más protección que el chaleco. Otra característica de semejante día invernal es la ausencia de brisa, que le permite al hombre conservar el sombrero. La joven sujeta una rama en el momento previo al acto de apoyarla en una rodilla para quebrarla. El ademán sugiere el empleo que tendrá esa rama y también las otras: alimentar el fuego, ya sea para calentar la casa, cocinar los alimentos o lavar la ropa; de modo que la mujer completará el ciclo podar-quebrar-arder. De su rostro se deja ver la nariz respingona y un pómulo. La cabellera castaña espesa parece estar atada por un pañuelo del mismo tono. Son justamente los tonos marrones y sepia los que prevalecen, en contraste con los matices plateados. Sólo la falda de la mujer tiene flores de colores, aunque parecen añejos, como si la pátina hubiera querido envejecer su vivacidad. Esta riqueza de tonalidades pardas —cabellos, ropaje, troncos, tejas, ropaje, calzado, tierra húmeda, hojas marchitas conjugan los matices castaños—, ponen énfasis en el vínculo ser humano, tierra, invierno, trabajo. La joven, como el árbol, se toma el tiempo para dar el fruto, alimentar el fuego, proseguir la vida.


Llaman la atención las manos de ella y las de él, manos formadas por el trabajo, muñecas gruesas, dedos eficaces para asir-se, para sujetar la herramienta que es su natural prolongación; resulta inevitable no asociar estas manos de homo faber a los estudios de casi un millar de manos que hizo más tarde Fernand Léger para sus cuadros de Los Constructores. Todo el cuadro La poda es una sinfonía del trabajo, una cotidianeidad sin sombras, ausente de melancolía, captación de un tiempo que desgasta, da peso, nutre y permite maduración; el muro mismo es concreción de trabajo humano, La obra en su conjunto no revela ni claridad ni oscuridad sino serenidad en la labor propia de la estación. Aquí se da con precisión un aspecto de la obra de Celia Castro al que el crítico Antonio Romera supo asignarle la debida importancia: “los efectos psicológicos derivan de la forma plástica, no de lo narrativo”.


Para mejor apreciar la gran obra de Celia Castro es indispensable recorrer la Pinacoteca o Casa del Arte de la Universidad de Concepción. En la Sala “Tole Peralta”, muros y piso dignamente revestidos de noble madera, hemos podido admirar junto La poda, el Retrato de Belisario Briceño de Juan Francisco González que, como sabemos, fue maestro de Celia Castro en Valparaíso; dos obras maestras de Alfredo Valenzuela Puelma: Ninfa de las cerezas donde alcanzan poderosa significación sensorial las texturas de piel humana, peluda piel animal y cuero curtido, y El hijo pródigo; dama del abanico, de Pedro Lira; el retrato de gregorio mira, donde el caballero, que también fue pintor, contempla la obra de la autora de su efigie: su hija Magdalena Mira y meditando la lectura, de Julio Fossa Calderón. La Pinacoteca o Casa del Arte de la Universidad de Concepción merece reconocimiento nacional por corresponderle el enorme mérito de haber reunido las más notables pinturas del último tercio del siglo XIX, a más de muchas otras anteriores y posteriores, indispensables para configurar el mapa de las artes plásticas nacionales.

Celia Castro aún no ocupa el sitial que le corresponde en nuestra historia cultural y sólo se hace referencia a ella en algunas investigaciones especializadas, aunque se la considera “la primera pintora profesional de nuestro país, es decir una personalidad que no tuvo otra meta en su agobiada existencia que el ejercicio desinteresado del arte, al que se entregó con toda su alma”, en la opinión del historiador Eugenio Pereira Salas. Un aspecto de su espíritu rebelde se advierte en su decisión de dejarlo todo para seguir su vocación artística, así es como en 1908 aceptó la beca que le confiere el gobierno chileno para irse a París. Ese mismo año, el 26 de junio, su hijo, el abogado Salvador Allende Castro, casado con Laura Gossens Uribe, la hizo abuela de su primer nieto, un muchachito que, como el padre, fue bautizado como Salvador.

Regresó de Europa en 1927 con su salud quebrantada y se radicó en Valparaíso donde abrió su taller a los pintores jóvenes. A sus clases asistieron artistas que después ocuparían destacado lugar en nuestras artes plásticas, como Roko Matsjacic, René Tornero, Chela Lira, Jim Mendoza. Se caracterizó por su generosidad y su gran capacidad para demostrar su afecto a los jóvenes artistas que fueron sus discípulos.

El Padre: Versos y Humor


Salvador Allende Castro, hombre de gran sentido del humor, muy querido en los círculos sociales, ameno improvisador de versos, no faltó la revista porteña que publicara algún poema suyo y muchos se conservaron en álbumes femeninos, casó con Laura Gossens Uribe y fueron padres de Salvador, Laura, Alfredo e Inés.


Doña Laura era hija de Arsenio Gossens, comerciante francés que se avecindó en Chile y fundó familia en Concepción y luego se trasladó a Lebu donde organizó el cuerpo de bomberos; fue padre de Laura y de Arsenio Segundo. Este hijo se cuenta entre las víctimas de la conspiración juvenil de Lo Cañas contra el presidente José Manuel Balmaceda, donde la mayoría de los participantes sucumbió a una emboscada de la que se salvó Arturo Alessandri Palma por no haber tenido caballo para llegar a la cita.


Salvador Allende Castro, teniente artillero, participante activo en la batalla de Concón para la guerra civil de 1891. Militante radical, llegó a ser miembro de la Junta Central de su partido. Por sus funciones de abogado, notario, miembro del Consejo de Defensa Fiscal de Valdivia, luego designado relator de la Corte de Apelaciones, más tarde abogado de la Comisión del Plebiscito de Tacna y Arica, a cargo de la defensa de los intereses chilenos, estuvo obligado a trasladarse a puntos extremos del país. Por ello, su hijo Salvador debió estudiar en ciudades diversas como Santiago, Valdivia, Valparaíso, Tacna.

Del final de sus días da cuenta su propio hijo que estaba preso junto con su hermano cuando agonizaba su padre. En esa ocasión pidió permiso para acompañarlo y fue conducido con una guardia armada:

“Mi padre estaba enfermo, se le había amputado una pierna y tenía síntomas de gangrena en la otra. Estaba prácticamente en sus últimos momentos. De ahí que estando detenidos, se nos permitió a mi hermano y a mí, ir a ver a nuestro padre. Allí como médico me di cuenta del estado de gravedad suma en que se encontraba. Pude conversar unos pocos minutos con él y alcanzó a decirnos que nos legaba una formación limpia y honesta y ningún bien material. Al día siguiente falleció; en sus funerales hablé para decir que me consagraría a la lucha social, promesa que creo haber cumplido”.

Salvador Allende Castro no había alcanzado a conocer a su padre, pero recordó siempre la frase que su progenitor tenía como divisa: ”Lo importante es permanecer leal a los ideales”.

En la hora de la muerte, la misma lección legaría a sus hijos.

¿Dónde nació Salvador Allende? Aunque Valparaíso se disputa su cuna, quise salir de dudas y fui a buscar al Registro Civil los certificados de nacimiento y muerte del Presidente Allende.

Salvador Guillermo Allende Gossens nació el 26 de junio de 1908 a la una y media de la madrugada en avenida España Nº 615, Santiago, como lo demuestra el certificado firmado por su propio padre que lo inscribió en la Circunscripción Nº 2 del Registro Civil de Santiago, el diecisiete de julio de ese mismo año, bajo la partida 1754. Sin embargo, es indiscutible que Salvador sentía como suyo ese puerto de donde procedían sus antecesores, es así como él mismo afirmó:

“Soy porteño y soy el primer Presidente porteño”.

Luchador Social


Campeón juvenil de decatlón y natación del Liceo Eduardo de la Barra, buen ajedrecista, hizo el servicio militar, presentándose como voluntario, en el Regimiento de Coraceros de Viña del Mar.

A muy temprana edad asume el ideario socialista y participa activamente en las luchas estudiantiles; reconoció siempre la gran influencia que en él tuvo el zapatero anarquista Juan Demarchi:

“Cuando era muchacho, en la época en que andaba entre los catorce y quince años, me acercaba al taller de un artesano zapatero anarquista, llamado Juan Demarchi, para oírle su conversación y para cambiar impresiones con él. Eso ocurría en Valparaíso en el período en que era estudiante del liceo. Cuando terminaba mis clases iba a conversar con ese anarquista que influyó mucho en mi vida de muchacho. Él tenía, o tal vez sesenta y tres años, y aceptaba conversar conmigo. Me enseñó a jugar ajedrez, me hablaba de cosas de la vida, me prestaba libros […], como de Bakunin, por ejemplo, y sobre todo los comentarios de él eran importantes porque yo no tenía una vocación de lecturas profundas y él me simplificaba con esa sencillez y esa claridad que tienen los obreros que han asimilado las cosas”.

Allende fue presidente del Centro de Alumnos de Medicina y vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile. Participó activamente en la lucha estudiantil contra la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo:

En esa época, antes de 1932, estuve expulsado de la Universidad y estuve preso […] tuve cinco procesos, fui sometido a cortes marciales. Cuando vino la caída de la República Socialista de Marmaduke Grove estaba haciendo mi internado de Medicina en Valparaíso. Entonces pronuncié un discurso como dirigente universitario en la Escuela de Derecho, como consecuencia del cual se me detuvo. Además fueron detenidos otros familiares míos entre los cuales mi cuñado, hermano de Marmaduke Grove, y un hermano mío que casi no participaba en política”.

A poco de titularse, fundó el Partido Socialista:

“…para poder entrar a trabajar a los hospitales de Valparaíso tuve que presentarme a cuatro concursos y a pesar de que era el único oponente no me nombraban por lo que había sido como estudiante. Entré a trabajar como ayudante de anatomía patológica, es decir, mi primer trabajo fue muy duro, muy pesado, tenía que hacer autopsias. Siempre en Valparaíso, a pesar de mi trabajo, hice militancia partidaria y prácticamente yo fui el fundador del Partido en Valparaíso y recorrí los cerros, y los barrios e iba al campo…”

Su gran amor filial por su madre, doña Laura, católica devota, Salvador lo extendió a la Mamita Rosa, mujer que conoció cuando ya era adolescente, empleada de una tía suya. La Mamita Rosa no hacía sino representar a las ilustres pero anónimas mamas que a través de la historia de nuestro país habían criado a hijos que no habían parido.


La Mamita Rosa lo regaloneaba, le preparaba a su gusto la cazuela, el chupe de locos y otros platos favoritos. Un día, cuando él estaba en una de sus candidaturas, la anciana llegó muy disgustada porque había ido a comprar a la Vega y sus caseros se habían reído de ella cuando les aseguró que su hijo era Salvador Allende. Éste sintió que ella merecía un desagravio y decidió acompañarla al día siguiente y, tomado de su brazo, ante todos los veguinos la llamó con alegría y amor:“Mamita Rosa”. También alcanzó a llevarla a la Moneda cuando fue investido presidente de la República.


Antes de los treinta años, Salvador Allende ya había sido elegido diputado. Pronto fue designado ministro de Salubridad por don Pedro Aguirre Cerda, el primer presidente de izquierda en la historia de Chile, elegido por el Frente Popular, a fines de 1938. Este año, en un cine, cuando empezó un fuerte temblor, Allende conoció a la que sería su esposa, una mujer menuda y bella, de ojos impresionantes, profesora de Historia: Hortensia Bussi. Tuvieron tres hijas: Carmen Paz, Beatriz y María Isabel.

Con el terremoto de enero de 1939, Allende demostró su asombrosa capacidad de organización. A la cabeza de los médicos de este país, inició la mayor obra médica, social y solidaria para enfrentar una tragedia que había asolado a una región entera dejando millares de muertos y heridos.

Amistad de Allende y Neruda


Amor a la vida, humor, la acción, la audacia, el compromiso y consecuencia son, sin duda, algunos de los factores que incidieron en la amistad entre Allende y Neruda, como también el hecho de haber sido senadores en el mismo período. Ambos vivieron idénticos motivos vitales y fueron estremecidos por similares experiencias. Llegan al apogeo de sus existencias cuando uno es presidente de la república y el otro recibe el Premio Nobel mientras representa a Chile en la embajada de Francia. Le corresponde al presidente Allende dar a conocer al país que el poeta ha sido galardonado con este premio. En este momento de gloria, Allende expresa sobriamente:

“Por cierto que no es ésta la oportunidad de señalar o bosquejar aunque fuera en forma muy somera la obra de Pablo Neruda, cuya prodigiosa imaginación alcanza todos los aspectos de la vida del hombre, quiero destacar que nada ha escapado a la imaginación de este poeta nuestro. Sus libros y sus poesías están traducidos desde hace tiempo a todos los idiomas. Sin embargo, es útil decir que éste es el premio al poeta comprometido con su pueblo, el que ha paseado por sus versos una fase significativa de su tarea; por eso es natural que en esta hora sea el pueblo el que con mayor alegría festeje a su compatriota, a su hermano”.

Esa amistad que los unía no pudo evitar traslucirse en dicha comunicación:

“Personalmente tengo motivos muy especiales para sentirme en este instante conmovido por esta distinción que se otorga a Pablo, con quien durante tantos años participara en los combates populares. Fue un compañero de muchas giras en el Norte, Centro y Sur de Chile. Siempre recordaré con emoción cómo el pueblo que escuchaba nuestros discursos políticos escuchaba con emoción y en silencio expectante la lectura que Pablo hacía de sus versos. Qué bueno fue para mí ver la sensibilidad del pueblo y cómo los versos del poeta caían en el corazón y la conciencia de las multitudes chilenas”.

Fue portentosa la indiferencia de los medios comunicacionales ante el Premio Nobel conferido a Pablo Neruda. Dos factores principales la explican: uno político y el otro, acultural. El suprapoder que estaba gestando el golpe de Estado tomaba una medida política contra el gobierno de la Unidad Popular y este gobierno estaba siendo bloqueado. Se unía al sectarismo el afán de minimizar el suceso cuando el Nobel lo recibía Neruda, no sólo un poeta famoso sino también un representante de la izquierda de ese tiempo: una izquierda consecuente.

Por si fuera poco, ese poeta era el embajador del gobierno de Salvador Allende en Francia. El manejo de los medios de comunicación por el suprapoder afectaba, como siempre, al continente entero. También conviene recordar que en esos días Neruda estaba realizando una gran actividad para dotar de obras de arte al Museo de la Solidaridad, nacido como una forma del arte y el pensamiento para combatir el bloqueo.

El factor acultural indica en qué medida se menosprecia en nuestro país y en todo el continente el acontecimiento artístico o literario: la cultura no es noticia, la cultura no vende. Digo todo el continente, porque ningún medio envió reporteros. De Chile, fuimos Sergio Silva, locutor de Televisión Nacional y yo, responsable en el diario El Siglo de mi columna cultural "No sólo de pan..." El aculturalismo impregnaba a otras instancias políticas de la misma izquierda que no hicieron ni el menor esfuerzo por enviar un representante a Suecia en esas circunstancias.

Indiscutiblemente, el Premio Nobel para Pablo Neruda fue la máxima expresión cultural del período.


En Chile, la alegría de tener otro Premio Nobel después de Gabriela Mistral, quien lo recibió en 1945, fue refrendada con una de las trascendentes, pero también muy olvidada, iniciativas del presidente Salvador Allende: la publicación de la Antología Popular de Pablo Neruda, por la que el vate no percibiría derechos de autor. Formato grande (1/4), con prólogo de Allende, ciento veintiséis páginas y una breve columna biobibliográfica en la contratapa; se advierte al inicio:
“Este libro no puede ser puesto en venta. Su finalidad es que llegue en forma gratuita al pueblo chileno”.


El “Colofón” reza:

“Este libro, que contiene algunos de los poemas de Pablo Neruda tomados de sus diversas obras, ha sido impreso por orden del Presidente de la República, compañero Salvador Allende, para ser distribuida entre los más amplios sectores del pueblo chileno.


La selección fue confiada por el autor a Homero Arce y el trabajo se realizó entre este escritor y el poeta en su casa de “La Manquel”, aldea de Condé-sur-Iton, de la Normandía francesa, en el mes de septiembre de 1972.


Fue impreso en los Talleres Gráficos García, terminándose el 20 de noviembre de 1972”.

Esta Antología no alcanzó a repartirse en su totalidad y la mayor parte de la edición fue quemada por Carabineros en la Editorial Quimantú, donde se hallaban almacenados los ejemplares.

Apoyo de artistas y demás creadores


A medida que iba tomando vuelo la cuarta campaña presidencial de Allende, los comités de la Unidad Popular (CUP) rivalizaban en iniciativas, entre ellos, el CUP de Artistas Plásticos. Primero, fueron los murales callejeros, después una carpa en el Parque Forestal, ante la Escuela de Bellas Artes. Se abría al público con manifestaciones diversas de arte y allí se ofrecieron muestras del cine cubano. Comenzaron a hacerse exposiciones callejeras en los barrios más apartados. Los artistas salían a pintar murales en espacios abiertos y algunos cometieron la audacia de pintar los muros de la canalización del río Mapocho. Esta intensa actividad culminó con el álbum de serigrafías de los exponentes, entre las cuales se destacaba una espléndida cabeza de caballo de Delia del Carril. De esta serigrafía, el artista Guillermo Núñez obtuvo muchas copias y se vendía a muy bajo costo, de modo que se podía hallar hasta en casas muy modestas.


Durante el gobierno de Allende, tampoco amainaron las realizaciones e iniciativas de los artistas plásticos y se fueron plasmando en las muestras realizada en el Museo de Arte Contemporáneo, en la Quinta Normal, por iniciativa de su director Guillermo Núñez: las “Cuarenta Medidas del Gobierno Popular”, “Los grabadores de La Granja”, “Las brigadas muralistas”, “Encuentro Chile-Cuba”, “Museo de la Solidaridad”, “Apoyo a la lucha del pueblo brasileño. No a la Bienal gorila”. En “El pueblo tiene arte con Allende” se presentó Delia del Carril con una de sus obras. ¿Qué interpretaba su caballo? Acaso la metáfora.


Delia del Carril presenta en aquella ocasión una cabeza de caballo que va a terminar siendo su obra más difundida y reimpresa hasta ahora. Después del triunfo de Salvador Allende, también por iniciativa de Guillermo Núñez, en los festejos de la transmisión del mando, son repartidas en los alrededores de la Moneda diez mil carpetas con dieciséis dibujos en offset inclusive la famosa cabeza.


Al trabajar en el Instituto de Arte Latinoamericano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, bajo la dirección de Miguel Rojas-Mix, conocí a Carmen Waugh, cuya eficiencia marchaba al compás de su silencio. Carmen fue la directora del Museo de Solidaridad “Salvador Allende” hasta que la echaron ahora en este año de 2005. Muchos años después, ya en “democracia transicional, transitoria o transitiva”, un día invité a mis alumnos a conocer ese museo; para mi sorpresa, encontré bastante resistencia. Al fin, uno me dijo: “mire, profe, no nos da la gana de ir a ver panfletos políticos, afiches y cosas por el estilo”. Cuando les dije que se trataba de arte moderno, se entusiasmaron, lo recorrieron con sumo interés y algunos decidieron volver.


La llegada al Instituto de Arte Latinoamericano del crítico de arte brasileño Mario Pedrosa, el organizador de la Bienal de Sao Paulo, sería determinante para echar las bases del Museo de Solidaridad, por iniciativa de José María Moreno y Galván y el apoyo de los artistas de todo el mundo al Comité Internacional de Solidaridad Artística con Chile. Entre los integrantes de este comité se hallaban Louis Aragon, Giulio Carlo Argan, Rafael Alberti, Aldo Pellegrin.


En ese período comenzaron a llegar a Chile obras admirables de los maestros de este siglo: Joan Miró, Calder, Franz Stella, Quaytman, Chillida, Carlo Levi. Desde Montevideo, doña Manolita Piña, viuda de Torres García, regaló un cuadro de su esposo y lo envió por intermedio del doctor Emilio Ellena.


La primera exposición del Museo de la Solidaridad se efectuó en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile (Quinta Normal), el 17 de junio de 1972.


Salvador Allende inauguró de modo solemne esta colección, señalando: “es un acontecimiento excepcional que inaugura un tipo de relación inédita entre los creadores y el público".


Agregó: "me conmueve muy particularmente esta noble forma de contribución al proceso de transformación que Chile ha iniciado como medio de afirmar su soberanía, movilizar sus recursos y acelerar el desarrollo material y espiritual de sus gentes".


También se comprometió a albergar el Museo de la Solidaridad en el edificio de la UNCTAD que estaba por inaugurarse a fines de 1972, con la segunda exposición.


El golpe militar condenó a las obras del museo, que llegaban a aproximadamente a cuatrocientas, a permanecer en las bodegas del Museo de Arte Contemporáneo, donde permanecieron inadvertidas por diecisiete años.


El Museo de la Solidaridad “Salvador Allende” perteneciente al pueblo de Chile contiene la más importante colección de arte contemporáneo existente en nuestro país y una de las más representativas de América Latina.


Artistas e intelectuales progresistas habían venido participando ciega y activamente en la campaña contra la guerra civil, de la que era motor Pablo Neruda. Aún no hacía un mes que se había estrenado Las troyanas, de Eurípides, en versión de Jean-Paul Sartre, bajo la dirección de Pedro Orthous. Sufríamos con el dolor de Hécuba y Andrómaca y no queríamos que nuestro destino se identificara con el de ellas.


Durante el gobierno de Allende, tampoco amainaron las realizaciones e iniciativas de los artistas plásticos y se fueron plasmando en las muestras realizada en el Museo de Arte Contemporáneo, en la Quinta Normal, por iniciativa de su director Guillermo Núñez: las “Cuarenta Medidas del Gobierno Popular”, “Los grabadores de La Granja”, “Las brigadas muralistas”, “Encuentro Chile-Cuba”, “Museo de la Solidaridad”, “Apoyo a la lucha del pueblo brasileño. No a la Bienal gorila”. En “El pueblo tiene arte con Allende” se presentó Delia con una de sus obras. ¿Qué interpretaba su caballo? Acaso la metáfora.


Parece borrado de la memoria colectiva el alucinante acto oficial organizado para recibir al Premio Nobel Pablo Neruda en gloria y majestad.


El Estadio Nacional dejaba ver vacía no menos de la mitad de las localidades. El Presidente Allende se hallaba fuera del país. En la tribuna de honor, se podía ver al general Prats y a José Tohá. Estaba todo el cuerpo diplomático. En un momento dado, se sintió mal Nada Radovic, esposa del embajador de Yugoslavia, pero se esforzó para disimular el malestar... Después, Sanda Dumitrescu, esposa del embajador de Rumania, me diría que tuvo que poner a prueba el dominio de sí para no ponerse de pie y salir del recinto: uno de los números del programa era una larga presentación de perros policiales amaestrados; los uniformados obligaban a los perros a hacer toda clase de destrezas, inclusive perseguir a un hombre y capturarlo... Sanda exclamaba: “¿Cómo pudieron presentar esas pruebas? ¡Hemos revivido lo que nos hacían con sus perros los nazis durante la ocupación!” Esos perros y los recuerdos de Hormiga sobre la guerra civil española sonarían después como anuncios no oídos de lo que vendría.


Volví de Cuba el 28 de agosto de 1973, luego de un mes de estancia en la isla, invitada por el diario Granma. Era de noche y Santiago estaba a oscuras. Pasé por el diario y sólo había un reportero de turno. Me dijo que todos estaban en la peña de René Largo Farías celebrando el aniversario de El Siglo. Fui y los encontré felices. Entre los invitados estaban Víctor Díaz y su esposa Selenisa Caro. Víctor había sido tipógrafo de la Editora Horizonte. Siempre me llamaba la atención ver a este hombre moreno de apariencia ruda tratar con tanta dulzura y delicadeza a su rubia mujer; parecía que los dos juntos creaban un círculo impenetrable a su alrededor. Pregunté qué estaba pasando. Le dije al director Sergio Olivares que no entendía nada, pues en el lobby del “Habana Libre” acaba de encontrarme con Fresia, la esposa de Samuel Riquelme, subdirector de Investigaciones, que me contó llorando a lágrima viva que su marido la mandó a Cuba con la hija para salvarla de lo que se venía encima. Olivares desestimó el asunto como si fuese un chisme de menor cuantía. Los días sucesivos me dediqué a escribir mis crónicas del viaje hasta que terribles dolores cervicales me condenaron a un cuello ortopédico, a un tratamiento de kinesiterapia y a quedarme en cama.

El viernes 7 de septiembre, después de almuerzo, se detuvo un Mercedes Benz ante mi edificio: algo insólito. Subió a mi departamento un señor que al principio no reconocí porque venía de civil: el coronel Arturo Barros Vecchiola, ex agregado militar en Estados Unidos, ex director de FAMAE (Fabrica de Material de Guerra del Estado). Qué sorpresa. Don Arturo, me conocía desde niña, porque su hermana Laura fue mi profesora de historia en el Liceo Nº 6 de Niñas. Don Arturo me advirtió que a muy poca gente había visitado. Me dijo que se iba a dar el golpe y que yo me quedara en casa. Me habló de que se pondría orden y se respetarían todas las medidas de beneficio para el pueblo, sobre todo en salud y educación y derecho del trabajo. Algo le conté sobre mi reciente viaje a Cuba, pero lo sentí distante. En cuanto se fue, pese a lo enferma que estaba: andaba con una minerva y no había movilización, fui al Canal Nueve de la Universidad de Chile donde se haría el último programa en que yo intervenía, la semana Cultural, pues se cerraría el canal. Sergio Ortega me dijo que fuera a Teatinos. Esperé mucho tiempo. Hablé con Orlando Millas y se rió de mí: “¿Qué te dijo el coronel Barros del general Prats?” Que es un traidor, le respondí. “¿Ves? Ese caballero está equivocado. Quédate tranquila.

A Augusto Olivares, nacido en Punta Arenas el 27 de junio de 1930, hijo de un oficial de ejército, llamado cariñosamente por sus colegas el “Perro Olivares”, lo conocí personalmente cuando yo trabajaba en China y lo invitamos a mi departamento con unos pocos chilenos que vivíamos en el “Ioí-ping Huan” u Hotel de la Amistad de Pekín. Me sorprendieron su sentimentalismo y afectividad sin disimulo unidos al invariable sentido del humor de este muy conocido periodista político, fundador de la revista Punto Final. Al casarse con Mireya Latorre, el Perro Olivares concitó mayor simpatía irradiante del cariño popular por la gran dama del teatro y la televisión. Con Mireya, hija del escritor Mariano Latorre, Premio Nacional de Literatura, formaban un neto hogar de intelectuales comprometidos con la izquierda. Gran amigo de Salvador Allende, estuvo a su lado como asesor político y miembro de su equipo de prensa. Su suicidio en la Moneda no es sino la digna decisión de un hombre que tuvo la visión de las vejaciones y torturas a las que sería sometido y que no estaba dispuesto a aceptarlas. Habría corrido la misma desdichada suerte de mi inolvidable amigo de adolescencia Arsenio Poupin, del doctor Eduardo Paredes, Jaime Barrios, Domingo Blanco Tarres o el doctor Klein.

Ese año de 1973, se conmemoraban los cuatrocientos años del nacimiento de Molière y esperábamos con entusiasmo la ya anunciada visita de la Comedia Francesa; pero en el curso de la primera semana de septiembre, la Embajada de Francia avisó que se había suspendido el viaje de tan importante compañía.


El 11 de septiembre de 1973, estaba anunciada la inauguración de una exposición contra el fascismo y la guerra civil en la Universidad Técnica del Estado (UTE), en la que cantaría Víctor Jara; él también era funcionario del área de extensión y comunicaciones de dicha universidad.


Del 11 al 12, la UTE fue sitiada y bombardeada durante toda la noche. En el operativo se emplearon hasta tanques. Adentro se hallaban seiscientos profesores, estudiantes y funcionarios decididos a defender su universidad. Dentro de un clima de pánico, había tareas que cumplir. la gente no caminaba, sino que se arrastraba, evitando los impactos de la metralla.

Tolerancia


La tolerancia y consecuencia de Allende fueron ajenas a toda presión; así lo ratificó de muchas maneras. En lo internacional dio muchas pruebas de ello y no fue la menos importante la de reunirse con el general Alejandro Lanusse, presidente de Argentina para firmar en Salta la Declaración Conjunta Chileno Argentina, en 1971. Tolerancia y amplia visión política lo impulsaron a entablar relaciones diplomáticas con la República Popular China, la nación más grande del mundo, a reanudar relaciones con Cuba, a relacionarse con todos los países de la tierra acabando con las exclusiones mezquinas. También la demostró cuando recibió a los huelguistas del Teniente en la Moneda y por ello recibió la pública condena de los partidos socialista y comunista.

Fue la tolerancia el sustento del más revolucionario de sus planteamientos la vía chilena al socialismo. Allende vivió convencido hasta el fin de que “El pueblo de Chile está conquistando el poder político sin verse obligado a utilizar las armas. Avanza en el camino de su liberación social sin haber debido combatir contra un régimen despótico o dictatorial, sino contra las limitaciones de una democracia liberal. Nuestro pueblo aspira legítimamente a recorrer la etapa de transición al socialismo sin tener que recurrir a formas autoritarias de gobierno”, como lo afirmó en su Primer Mensaje al Congreso Pleno. Por esa convicción dio su vida.

Salvador Allende había sido elegido presidente de la república en 1970, sin embargo es conveniente reiterar que no había sido elegido por mayoría popular, pues sólo obtuvo poco más de un tercio de los votos, treinta y seis por ciento, con una leve superioridad sobre la segunda mayoría. Mayor proporción de votos. El treinta y nueve por ciento, obtuvo en 1964.

Su elección fue decidida por el Congreso y aquí sí que estaba representado el sesenta y cuatro por ciento del electorado chileno que votaba por cambios profundos, por opciones de socialismo (el candidato demócrata cristiano Radomiro Tomic proclamaba el socialismo comunitario). Salvador Allende no tenía el enorme poder que confiere el voto directo a la mayoría absoluta en una elección.

Este factor no ha sido suficientemente considerado entonces ni después, como tampoco se ha hecho una reflexión profunda sobre la importancia de Salvador Allende en nuestra historia, acerca del tremendo significado del Programa de Cuarenta Medidas, del significado del gobierno de la Unidad Popular ni de los errores cometidos por todos los partidos de la izquierda y proyectados hasta el presente.

Un Testimonio de la Isla Dawson


En el verano de 1976, ya había noche cerrada al fin de otra jornada en la Isla Negra. Estábamos leyendo. De repente, Matilde se anima, va a buscar una fuente y dos botellas de vino, me pasa una y me advierte: “Cuídala como hueso de santo”. Partimos en medio del mayor misterio y la absoluta oscuridad a la casa de la vecina. Nos recibió Lala de Bulnes y pasamos. Estaban Carlos Matus y su mujer; él acababa de recuperar la libertad y se hallaba en vísperas de partir al exilio.
Lala, suave, serena, nos contó las patochadas con que la habían tratado cuando fue a ver a su hija presa; un guardia hasta revisó uno por uno los tampones higiénicos que la madre le llevaba. Lala, muy serena, lo dejó hacer, luego le dijo: “bote todo eso, ya no sirven porque usted les metió los dedos”.


La esposa de Matus, por su parte, dio a conocer la situación de Daniel Vergara, a quien admiraban por su constancia para ejercitar la mano que le habían herido poco antes de embarcarlo para la isla Dawson. El mal que fosilizaba su piel, tornaba más dificultosa la rehabilitación.


Carlos Matus, economista que en sus ratos libres pintaba cuadros admirables, no podía evitar hablar de lo acumulado desde que el 11 de septiembre de 1973 entraron en la Escuela Militar treinta y tres colaboradores directos de Salvador Allende: él mismo, José Tohá, Jaime Tohá, Daniel Vergara, Clodomiro Almeyda, Arturo Jirón, Orlando Letelier, Edgardo Enríquez, Patricio Guijón, Alfredo Joignant, Osvaldo Puccio, Carlos Morales, Carlos Lazo, Fernando Flores, Aníbal Palma, Aniceto Rodríguez, Eric Schnake, Miguel Lawner, Osvaldo Puccio, Orlando Budnevich, Enrique Kirberg, Adolfo Silva, Jaime Concha, Vladimiro Arellano, Hugo Miranda, Julio y Tito Palestro, Carlos Jorquera, Sergio Bitar, Luis Matte, Miguel Muñoz, Hernán Soto. Se notaba que procuraba atenuar el recuerdo del dolor, pero lo vivido era más intenso y nos alucinaba. Se nos apretaba la garganta al oír tantos sufrimientos, como los de Pedro Felipe Ramírez, a quien le anunciaron que ya podía partir y al último minuto le quitaron la autorización...

Mario Carreño y su mujer, la pintora Ida González


A Ida González yo la conocía desde que llegó, niña, a un curso inferior al mío en el Liceo N. 6 de Niñas, que fue fundado por Gabriela Mistral. Idita provenía de las mismas tierras de la fundadora, pues nació en Vicuña. Muy alegre, con los ojos verdes siempre rientes, ya se destacaba por sus dotes de pintora. Las mismas profesoras del Liceo la orientaron para que siguiera estudiando en la Escuela Experimental Artística. La fui a ver. Lo encontré a Mario rodeado de su vigorosa serie de cuadros con mascarones del mundo nerudiano. Me contó que una de las hijas había ganado un premio de pintura infantil. La entrevistaron en “El Mercurio” y dedicó su premio a su madrina, que estaba lejos. Nada de esto podía llamar la atención, salvo que, de habérselo preguntado, la niña habría dicho que su madrina era la Payita, es decir, Contreras Bell, secretaria de Salvador Allende...

Después del golpe, en el exilio, los chilenos prosiguieron impulsando en diversas ciudades la creación de los museos de la Resistencia en diversos países y ese fue uno de los trabajos más importante de Miria Contreras. Ella había sido la impulsora del Museo de la Solidaridad para el pueblo de Chile desde que se inició la Operación Verdad durante el gobierno de la Unidad Popular. Años después, estuvimos con Miria Contreras en Belgrado, cuando llegó a reunirse con los artistas plásticos de Yugoslavia, solicitando el aporte para enriquecer ese museo que más tarde, bajo la dirección de Carmen Waugh, llevaría el nombre de Salvador Allende[2]

A Mario Carreño le había ocurrido algo insólito. Días antes del golpe soñó a su comadre llegando de blanco, muy angustiada. Él no pudo disipar la pesadilla, porque la revivió de madrugada.


Llamaron a la puerta de su casa. Carreño vio en el umbral a Payita vestida como enfermera. Llevaba días huyendo. El hijo de unos amigos la había estado llevando en interminables recorridos por la ciudad, hasta que se hacía de noche y la guarecían para dormir. Payita aún nada sabía de su hijo, quien la había acompañado hasta la Moneda y se lo habían arrebatado a la entrada de Morandé 80. Subió con la esperanza de que el Presidente la ayudara a salvarlo... El bombardeo. El doctor Allende, muerto. El hijo perdido para siempre... Al pintor Carreño le costaba comprender tanta infamia. Pronto, Payita estuvo asilada.


Entretanto, Carreño sufría siniestras presiones y ofensas. El nuevo decano de la Facultad de Bellas Artes había llegado a su casa en Valenzuela Castillo, vestido todo de cuero negro, montado en su motocicleta; se bajó y se desabrochó la bragueta y mientras le orinaba la puerta de calle, le gritaba alusiones a su país de origen y soeces improperios...

La Payita


Miria Contreras Bell nació en 1928 en Taltal, hija de José Ángel Contreras. Este abogado, radical y masón, internó a su hija en el colegio de las Monjas Alemanas del barrio Bellavista. Terminada la enseñanza media, Miria decidió trabajar, porque no era buena la situación de su casa y empeoraba la salud de sus padres. Conoció al ingeniero Enrique Ropert y se casó a los veintidós años. Cuando el matrimonio decidió comprar casa, eligió una en la calle Jorge Isaacs, casi esquina de Guardia Vieja, en la comuna de Providencia.

No tardaron en conocerse los Roppert Contreras y los Allende Bussi. Los bien avenidos vecinos abrieron una puerta medianera para unir por los patios las casas de Guardia Vieja y Jorge Isaacs.

La amistad entre Miria y Salvador se intensificó. Él la designo su secretaria cuando fue elegido presidente. Ella se había separado de su marido. En el Palacio de La Moneda, ella manejaba la agenda presidencial, las pautas de discursos, de las relaciones internacionales y las delicadas conexiones políticas con la izquierda.

Miria Contreras fue firme y consecuente en su decisión de ser por sobre todo la compañera y vivir su historia de amor hasta su muerte con discreción y suprema dignidad.

Muerte Limpia


Se ha lucubrado bastante sobre la muerte de Salvador Allende, y también calumnias soeces han pretendido enlodarlo.

El doctor Arturo Jirón nos entregó en Caracas su directo testimonio de los sucesos de la Moneda del 11 de septiembre de 1973. Esa madrugada, Arturo invitó a un amigo y colega suyo, muy ajeno a la política, el doctor Patricio Guijón, de quien conocía sus dotes de cirujano; por cierto, ambos habían sido discípulos de un cirujano eminente, don Arturo, el propio padre de quien llegó a ser ministro de Allende. No sólo se trataba de una gran responsabilidad médica, sino también de valor, nos dijo Arturo. Tras cuatro horas de combate, luego que el presidente Allende les hubo exigido a todos sus acompañantes que abandonaran la Moneda, éstos salieron por Morandé 80. Pero al doctor Guijón se le ocurrió una peregrina idea: "Ya que estuve en una guerra, ¿por qué no llevarme un recuerdo de ella?" Se devolvió pensando en el casco que había usado y, en eso, vio el fulgor. La violencia del impacto lo estremeció obligándolo a apresurarse y entró.

El presidente Allende estaba sentado en un sillón, los sesos desparramados por la pared. El doctor Guijón tuvo un reflejo sólo comprensible en un médico: se acercó y cogió la muñeca de Allende para tomarle el pulso; después entró el coronel Palacios, lo detuvieron y lo obligaron a declarar por televisión atestiguando el suicidio de Allende. Comenzó su via crucis. A este hombre inocente lo vituperaron partidarios y enemigos de Allende y vivió un amargo exilio interior. Por otra parte, a Arturo Jirón le tocó vivir la pesadilla que culminó en la isla Dawson donde debió ser el médico de los presos y de los soldados viviendo tensiones tales que culminaron con una incontenible hemorragia provocada por una úlcera estomacal reventada. Al fin, en grave estado lo transportaron al hospital de Punta Arenas…


La muerte de Allende sigue siendo para los pueblos un asesinato encubierto de suicidio. Hay algo irrefutable: Allende estaba dispuesto a rendir la vida, pero no a suicidarse.

El inspector de Investigaciones Pedro Espinoza declaró oficialmente que era “un suicidio atípico”. ¿Querría decir un acto casual?

El doctor Guijón al devolverse a buscar el casco, vio el resplandor previo a la detonación. Un suicida asegura la boca del arma introduciéndola en su propia boca, porque, por muy inexperto que sea en el manejo del arma, sabe que el retroceso exige afirmarla muy bien. En este caso, la boca del fusil estaba a distancia del mentón de Allende. Él no era un perito en armas y la suya, bastante compleja, sin duda tenía cargadores intercambiables, con un selector de tiro al lado derecho que, de seguro, de sus tres fases –ráfaga, tiro a tiro, seguro —estaba en la segunda. Se sabe que las armas poseen un embrujo que incita a acariciarlas, es posible que en ese gesto maquinal haya presionado el disparador. Como en la chaqueta tenía una tarjeta con el teléfono de la Embajada de la India, se puede deducir que ese era una suerte de apoyo esperanzador para acudir a un eventual último refugio.

Armando Moreno Martín, miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía y organizador del monumental Archivo de Carrera, nos ha contado que le preguntó al coronel Sergio Larraín, también miembro de la misma Sociedad, médico sanitario y uno de los participantes en la autopsia de Salvador Allende, si se hallaron huellas de alcohol o drogas en su cuerpo. Este oficial le respondió que no había en el cadáver indicio alguno de tales elementos. Moreno Martín, por su parte, cree que Allende no tuvo nunca el propósito de suicidarse. A su juicio, en el caso de que el mismo presidente haya disparado, se debería a que, muy agotado o en estado de máximo stress, al sentarse a reposar un momento, habría accionado, sin darse cuenta, el gatillo de su arma...

Saqué del Registro Civil el documento con el registro de la defunción de Salvador Allende. Esta partida se efectuó el siete de julio de 1975, en Independencia Nª 6, departamento de Santiago, Inscripción Nº 593. Requirente: Segundo Juzgado Militar de Santiago. Que comprobó la defunción con el certificado del médico Tomás Tobar Pinochet y José Vásquez Fernández, fojas 448.

Dicha partida inscrita un año y diez meses después de la muerte. señala que falleció el 11 de septiembre de 1973 a causa de “herida de bala cérvico buco craneo encefálica”. En “observaciones” se inscribe: “Inscripción practicada según oficio 499 de fecha 3 de julio de 1975 del Segundo Juzgado Militar de Santiago. Documentos archivados con el Nº 499, 450 y 451”. Firma y sello del oficial civil Lya Barría Barrientos.

Toda conjetura sobre su determinación final es irrelevante para quien dijo en sus “últimas palabras” que su sacrificio sería “una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”Fue asesinado. Por sobre todo, se impone su última decisión política: poner a resguardo el Acta de la Independencia firmada por Bernardo O’Higgins en Talca el 12 de febrero de 1818. Para este efecto, le encomendó a su secretaria Miria Contreras Bell, la Payita, que la sacara de la Moneda y la entregara a un militar (sic). Ella cumplió su cometido y vio con horror cómo el soldado hacia añicos el sagrado papel.

Nunca podremos conocer los íntimos pensamientos del solitario de la Moneda. Hayan sido cuales fueren, cumplió su palabra: "Soy y seré el presidente. Sólo me sacarán muerto".

Algo tangible queda de esas horas: sus cinco alocuciones al pueblo de Chile: a las 07.55, a las 08.15, a las 08.45 y a las 09.03, desde la Radio Corporación y la última, a las 09.10, desde la Radio Magallanes. En una dijo: “no soy apóstol ni mesías ni mártir: sólo un luchador social”.

Pionero en la solidaridad con la Revolución Cubana triunfante en 1959 y en la ayuda precisada por los revolucionarios del continente, nadie puede dudar de la actitud internacionalista de Salvador Allende; se le puede aplicar la definición que hizo de Lenin el poeta salvadoreño Roque Dalton:


"no traicionó a su hermano
ni lo denunció ante las masas como aventurerista y anarquista ni lo dejó solo en la montaña enfrentando a todos sus enemigos porque él hubiera dicho, en su momento, a los reformistas:
"Este no será nuestro camino".

A treinta y cinco años de su muerte, la izquierda chilena desintegrada, pero con algunos de sus exponentes en diversos ejercicios, sigue eludiendo una valoración integral de la vida y obra de Salvador Allende y un análisis exhaustivo de la experiencia de la Unidad Popular. Se falsea, distorsiona y rebaja su memoria y, como se denunció en publicación de prensa, hasta el 2001, se prohibía publicar libros sobre Allende.


En cambio, su personalidad y la experiencia de la Unidad Popular han sido objeto de estudio cabal tanto en los centros de poder, especialmente de las metrópolis, sobre todo al elaborar políticas para el tercer mundo, como también por gobiernos y partidos más decididos a generar el poder que a delegarlo o a renunciar a él.


Más allá de las "pequeñas colinas" —así llamó el Che Guevara a las adoradas concejalías y escaños parlamentarios que se disputan reaccionarios y renovados—, Salvador Allende quería ser presidente para avanzar en al conquista del poder político para el pueblo; de su consecuencia y raro valor dejó prueba imborrable con su vida y con su muerte. Por algo, el nombre de Salvador Allende se ha impuesto para la mayoría de los pueblos como el símbolo más limpio y puro de lo que pudo ser Chile.

Documentos fundamentales sobre el pensamiento y el gobierno de Salvador Allende

Últimas palabras

El 11 de septiembre de 1973 oímos por última vez al presidente Allende. La primera de sus alocuciones radiales fue emitida por Radio Corporación; las siguientes, hasta la última, por Radio Magallanes.

7:55 a.m.

“Habla el Presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo cual significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.

En estas circunstancias, llamo sobre todo a los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento, en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.

En todo caso, yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo.

Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia por el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero Presidente de la República”.

8:15 a.m.

“Trabajadores de Chile:

Les habla el Presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar las instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el Gobierno de los trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo, que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de noviembre de 1976.

Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la patria.”

8:45 a.m.

“Compañeros que me escuchan: la situación es crítica, hacemos frente a un golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas. En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile, sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se les grabe profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderá el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el 'programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada.

Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito.

El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse.

Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.”

9:03 a.m.

“Compañeros:


En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por voluntad consciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas.

En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil; es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.

Pagaré con mi vida la defensa de principios que son caros a esta patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra... roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.

El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor”.

9:10 a.m.

“Seguramente, ésta será la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y qué también se ha autodenominado Director General de Carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!

Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector que hoy estará en sus casas esperando, con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entrega ron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.

Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No Importa, La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.

Las Primeras 40 Medidas Del Gobierno Popular

1.- Supresión de los sueldos fabulosos
Limitaremos los altos sueldos de los funcionarios de confianza. Terminaremos con la acumulación de cargos y sueldos. (Consejerías, Directorios, Representaciones). Terminaremos con los gestores administrativos y traficantes políticos.

2.- ¿Más asesores? ¡ No!
Todo funcionario pertenecerá al escalafón común y ninguno estará al margen de las obligaciones del Estatuto Administrativo. En Chile no habrá más ASESORES.

3.- Honestidad administrativa
Terminaremos con los favoritismos y los saltos de grados en la Administración Pública. Habrá inamovilidad funcionaria. Nadie será perseguido por sus ideas políticas o religiosas; se atenderá a la eficiencia, la honradez y el buen trato con el público de los funcionarios de Gobierno.

4.-No más viajes fastuosos al extranjero
Suprimiremos los viajes al extranjero de los funcionarios del régimen: salvo aquellos indispensables para los intereses del Estado.

5.- No más autos fiscales en diversiones
Los automóviles fiscales no podrán usarse bajo ningún pretexto con fines particulares. Los vehículos que queden disponibles se utilizarán para fines de servicio público, como transporte de escolares, traslados de enfermos de las poblaciones o vigilancia policial.

6.- El fisco no fabricará nuevos ricos
Estableceremos un control riguroso de las rentas y patrimonios de los altos funcionarios públicos. E1 gobierno dejará de ser una fábrica de nuevos ricos.

7.- Jubilaciones justas no millonarias
Terminaremos con las jubilaciones millonarias, sean parlamentarias o de cualquier sector público o privado, y utilizaremos esos recursos en mejorar las pensiones más bajas.

8.- Descanso justo y oportuno
Daremos derecho a jubilación a todas las personas mayores de 60 años, que no han podido jubilar debido a que no se les han hecho imposiciones.

9.- Previsión para todos
Incorporaremos al sistema provisional a los pequeños y medianos comerciantes, industriales y agricultores, trabajadores independientes, artesanos, pescadores, pequeños mineros, pirquineros y dueñas de casa.

10.- Pago inmediato y total a lqs jubilados y pensionados
Pagaremos de una sola vez los reajustes del personal en retiro de las Fuerzas Armadas, y haremos justicia en el pago de pensionados y montepiadas del Servicio de Seguro Social.

11.- Protección a la familia
Crearemos el Ministerio de Protección a la Familia.

12.- Igualdad en las asignaciones familiares
Nivelaremos en forma igualitaria todas las asignaciones familiares.

13.- El niño nace para ser feliz
Daremos matrícula completamente gratuita, libros, cuadernos y útiles escolares sin costo, para todos los niños de la enseñanza básica.

14.- Mejor alimentación para el niño
Daremos desayuno a todos los alumnos de la enseñanza básica y alrnuerzo a aquellos cuyos padres no se lo puedan proporcionar.

15.- Leche para todos los niños de chile
Aseguraremos medio litro de leche diaria, como ración a todos los: niños de Chile.

16.- Consultorio materno-infantil en su población
Instalaremos consultorios materno-infantiles en todas las poblaciones.

17.- Verdaderas vacaciones para todos los estudiantes
Se invitará al Palacio Presidencial de Viña del Mar a los mejores alumnos de la enseñanza básica, seleccionados de todo el país.

18.- Control del alcoholismo
Combatiremos el alcoholismo no por los medios represivos, sino por una vida mejor y erradicaremos el clandestinaje.

19.- Casa, luz, agua potable para todos
Realizaremos un plan de emergencia para la construcción rápida de vivienda y garantizaremos el suministro de agua por manzana y luz eléctrica

20.- No más cuotas reajustables CORVI
Suprimiremos los reajustes de los dividendos y las deudas a la CORVI

21.- Arriendos a precios fijos
Fijaremos el diez por ciento de la renta familiar como máximo para el pago del arriendo y dividendos. Supresión inmediata de los derechos de llave.

22.- Sitios eriazos ¡no! poblaciones ¡sí!
Destinaremos todos los sitios eriazos fiscales, semifiscales o municipales a la construcción.

23.- Contribuciones sólo a las mansiones
Liberaremos del pago de contribuciones a la casa habitación hasta un máximo de 80 metros cuadrados donde vive permanentemente el propietario y no sea de lujo o de balneario.

24.- Una reforma agraria de verdad
Profundizaremos la Reforma Agraria, que beneficiará también a medianos y pequeños agricultores, minifundistas, medieros, empleados y afuerinos. Extenderemos el crédito agrario. Aseguraremos mercado pala la totalidad de los productos agropecuarios.

25.- Asistencia médica y sin burocracia
Eliminaremos todas las trabas burocráticas y administrativas que impiden o dificultan la atención médica de imponentes y cesantes.

26.- Medicina gratuita en los hospitales
Suprimiremos el pago de todos los medicamentos y exámenes en los hospitales.

27.- No más estafa en los precios de los remedios
Rebajaremos drásticamente los precios de los medicamentos, reduciendo los derechos e impuestos de internación de las materias primas.

28.- Becas para estudiantes
Estableceremos el derecho a becas en la enseñanza básica, media y universitaria de todos los buenos alumnos, en consideración al rendimiento y a los recursos económicos de sus familias.

29.- Educación física
Fomentaremos la educación física y crearemos campos deportivos en las escuelas y todas las poblaciones. Toda escuela y toda población tendrán su cancha. Organizaremos y fomentaremos el turismo popular.


30.- Una nueva economía para poner fin a la inflación
Aumentaremos la producción de artículos de consumo popular, controlaremos los precios y detendremos la inflación a través de la aplicación inmediata de la nueva economía.

31.- No más amarras con el Fondo Monetario Internacional
Desahuciaremos los compromisos con el Fondo Monetario Internacional y terminaremos con las escandalosas devaluaciones del escudo.

32.- No más impuestos a los alimentos
Terminaremos con las alzas de los impuestos que afectan a los artículos de primera necesidad.

33.- Fin al impuesto de la compraventa
Suprimiremos el impuesto a la compraventa y lo reemplazaremos por otro sistema más justo y expedito.

34.- Fin a la especulación
Sancionaremos drásticamente el delito económico.

35.- Fin a la carestía
Aseguraremos el derecho de trabajo a todos los chilenos e impediremos los despidos.

36.- Trabajo para todos
Crearemos de Inmediato nuevas fuentes de trabajo con los planes de obras públicas y viviendas, con la creación de nuevas industrias y con puesta en marcha de los proyectos de desarrollo.

37.- Disolución del Grupo Móvil
Garantizaremos el orden en los barrios y poblaciones y la seguridad de las personas. Carabineros e Investigaciones serán destinados a cumplir una función esencialmente policial contra la delincuencia común. Eliminaremos el Grupo Móvil y sus miembros reforzarán la vigilancia policial.

38.- Fin a la justicia de clase
Crearemos un procedimiento legal rápido y gratuito con la cooperación de las Juntas de Vecinos, para conocer y resolver casos especiales, como pendencias, actos de matonaje, abandono del hogar y atentado contra la tranquilidad de la comunidad.

39.- Consultorios judiciales en su población
Estableceremos consultorios judiciales en todas las poblaciones.

40.- Creación del Instituto Nacional del Arte y la Cultura
Crearemos el Instituto Nacional del Arte y la Cultura y Escuelas de formaci6n artística en todas las comunas.

Programa De La Unidad Popular

Los partidos y movimientos que integran el Comité Coordinador de la Unidad Popular, sin perjuicio de mantener cada cual su propia filosofía y sus propios perfiles políticos, coinciden plenamente en la caracterización de la realidad nacional expuesta a continuación y en las proposiciones programáticas que serán la base de nuestra acción común y que entregamos a consideración del pueblo.

Chile vive una crisis profunda que se manifiesta en el estancamiento económico y social, en la pobreza generalizada y en las postergaciones de todo orden que sufren los obreros, campesinos y demás capas explotadas, así como en las crecientes dificultades que enfrentan empleados, profesionales, empresarios pequeños y medianos y en las mínimas oportunidades de que disponen la mujer y la juventud.

Los problemas en Chile se pueden resolver. Nuestro país cuenta con grandes riquezas como el cobre y otros minerales, un gran potencial hidroeléctrico, vastas extensiones de bosques, un largo litoral rico en especies marinas, una superficie agrícola más que suficiente, etc.; cuenta, además, con la voluntad de trabajo y progreso de los chilenos, junto con su capacidad técnica y profesional. ¿Qué es entonces lo qué ha fallado?

Lo que ha fracasado en Chile es un sistema que no corresponde a las necesidades de nuestro tiempo. Chile es un país capitalista, dependiente del imperialismo, dominado por sectores de la burguesía estructuralmente ligados al capital extranjero, que no pueden resolver los problemas fundamentales del país, los que se derivan precisamente de sus privilegios de clase a los que jamás renunciarán voluntariamente.

Más aún, como consecuencia misma del desarrollo del capitalismo mundial, la entrega de la burguesía monopolista nacional al imperialismo aumenta progresivamente, se acentúa cada vez más en su dependencia su papel de socio menor del capital extranjero.

Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia. Decidir por los demás es lo que hacen todos los días.

Para la gran mayoría, en cambio, vender a diario su esfuerzo, su inteligencia y su trabajo es un pésimo negocio, y decidir sobre su propio destino es un derecho del cual, en gran medida, aún están privados.

En Chile las recetas "reformistas" y "desarrollistas" que impulsó la Alianza para el Progreso e hizo suyas el gobierno de Frei no han logrado alterar nada importante. En lo fundamental ha sido un nuevo gobierno de la burguesía al servicio del capitalismo nacional y extranjero, cuyos débiles intentos de cambio social naufragaron sin pena ni gloria entre el estancamiento económico, la carestía y la represión violenta contra el pueblo. Con esto se ha demostrado, una vez más, que el reformismo es incapaz de resolver los problemas del pueblo.

El desarrollo del capitalismo monopolista niega la ampliación de la democracia y exacerba la violencia antipopular.

El aumento del nivel de lucha del pueblo, a medida que fracasa el reformismo, endurece la posición de los sectores más reaccionarios de las clases dominantes que, en último término, no tienen otro recurso que la fuerza.

Las formas brutales de la violencia del Estado actual, tales como las acciones del Grupo Móvil, el apaleo de campesinos y estudiantes, las matanzas de pobladores y mineros, son inseparables de otras no menos brutales que afectan a todos los chilenos.

Porque violencia es que junto a quienes poseen viviendas de lujo, una parte importante de la población habite en viviendas insalubres y otros no dispongan siquiera de un sitio; violencia es que mientras algunos botan la comida, otros no tengan cómo alimentarse.

La explotación imperialista de las economías atrasadas se efectúa de muchas maneras: a través de las inversiones en la minería (cobre, hierro, etc.), y en la actividad industrial, bancaria y comercial mediante el control tecnológico que nos obliga a pagar altísimas sumas en equipos, licencias y patentes, de los préstamos norteamericanos en condiciones usurarias que nos imponen gastar en Estados Unidos y con la obligación adicional de transportar en barcos norteamericanos los productos comprados, etc.

Para muestra un solo dato. Desde 1952 hasta hoy, los norteamericanos invirtieron en América latina 7 mil 473 millones de dólares y se llevaron 16 mil millones de dólares.

De Chile el imperialismo ha arrancado cuantiosos recursos equivalentes al doble del capital instalado en nuestro país, formado a lo largo de toda su historia.

Los monopolios norteamericanos, con la complicidad de los gobiernos burgueses, han logrado apoderarse de casi todo nuestro cobre, hierro y salitre.
Controlan el comercio exterior y dictan la política económica por intermedio del Fondo Monetario Internacional y otros organismos. Dominan importantes ramas industriales y de servicios; gozan de estatutos de privilegio, mientras imponen la devaluación monetaria, la reducción de salarios y sueldos y distorsionan la actividad agrícola por la vía de los excedentes agropecuarios.
Intervienen también en la educación, la cultura y los medios de comunicación. Valiéndose de convenios militares y políticos tratan de penetrar las FF. AA.
Las clases dominantes, cómplices de esta situación e incapaces de valerse por ellas mismas, han intensificado en los últimos diez años el endeudamiento de Chile con el extranjero.
Dijeron que los préstamos y compromisos con los banqueros internacionales podrían producir un mayor desarrollo económico. Pero lo único que lograron es que hoy día Chile tenga el récord de ser uno de los países más endeudados de la tierra en proporción a sus habitantes.

En Chile se gobierna y se legisla a favor de unos pocos, de los grandes capitalistas y sus secuaces, de las compañías que dominan nuestra economía, de los latifundistas cuyo poder permanece casi intacto.

A los dueños del capital les interesa ganar siempre más dinero y no satisfacer las necesidades del pueblo chileno. Si producir e importar automóviles de alto precio, por ejemplo, es un buen negocio se desvían hacia ese rubro valiosos recursos de nuestra economía, sin tener en cuenta que sólo un porcentaje ínfimo de chilenos están en condiciones de adquirirlos y que hay necesidades mucho más urgentes que atender; desde luego, en este mismo rubro, la de mejorar la locomoción colectiva, dotar de maquinaria a la agricultura, etc.

E1 grupo de empresarios que controla la economía, la prensa y otros medios de comunicación; el sistema público, y que amenaza al Estado cuando éste insinúa intervenir o se niega a favorecerlos, les cuesta muy caro a todos los chilenos.

Para que ellos se dignen seguir "trabajando", pues sólo ellos pueden darse el lujo de poder trabajar o no, es preciso:

— darles toda clase de ayuda. Los grandes empresarios estrujan al Estado bajo la amenaza que no habrá inversión privada si las ayudas y garantías que piden no se les otorgan;

— permitirles producir lo que ellos quieran con el dinero de todos los chilenos, en lugar de elaborar lo que necesita la gran mayoría del país;

— dejarlos llevarse las ganancias que obtienen a sus cuentas bancarias en el extranjero,

— dejarlos despedir obreros si éstos piden mejores salarios;

— permitirles manipular la distribución de alimentos, acapararlos para provocar escasez y de esta manera subir los precios a fin de continuar enriqueciéndose a costa del pueblo.

Mientras tanto, buena parte de los que efectivamente producen experimentan una difícil situación:

— Medio millón de familias carecen de viviendas y otras tantas o más viven en pésimas condiciones en cuanto a alcantarillado, agua potable, luz, salubridad.

— Las necesidades de la población en materia de educación y salud son insuficientemente atendidas.

— Más de la mitad de los trabajadores chilenos reciben remuneraciones insuficientes para cubrir sus necesidades vitales mínimas. La desocupación y el trabajo inestable se sufre en cada familia. Para innumerables jóvenes la posibilidad de empleo se presenta muy difícil e incierta

El capital imperialista y un grupo de privilegiados que no pasa del 10 % de la población, acaparan la mitad de la renta nacional. Esto significa que de cada cien escudos que los chilenos producen, 50 van a parar a los bolsillos de 10 oligarcas y los otros 50 deben repartirse entre 90 chilenos, del pueblo y de la clase media.

El alza del costo de la vida es un infierno en los hogares del pueblo y, en especial, para la dueña de casa. En los últimos 10 años, según datos oficiales, el costo de la vida ha subido casi en un mil por ciento.

Esto significa que todos los días se les roba una parte de su salario o de su sueldo a los chilenos que viven de su trabajo. Igual como les ocurre a los jubilados y pensionados, al trabajador independiente, al artesano. al pequeño productor, cuyas exiguas rentas son recortadas a diario por la inflación.

Alessandri y Frei aseguraron que pondrían término a la inflación. Los resultados están a la vista. Los hechos demuestran que la inflación en Chile obedece a causas de fondo relacionadas con la estructura capitalista de nuestra sociedad y no con las alzas de remuneraciones corno han pretendido hacer creer los sucesivos gobiernos para justificar la mantención del sistema y recortar los ingresos de los trabajadores. El gran capitalista, en cambio, se defiende de la inflación y más ano se beneficia con ella. Sus propiedades y capitales se valorizan, sus contratas de construcción con el Fisco se reajustan, y los precios de sus productos suben llevando siempre la delantera a las alzas de remuneraciones.

Un alto número de chilenos están mal alimentados. Según estadísticas oficiales, el 50 % de los menores de 15 años de edad están desnutridos. La desnutrición afecta su crecimiento y limita su capacidad de aprender, de instruirse.

Esto demuestra que la economía en general y el sistema agrícola en particular, son incapaces de alimentar a los chilenos, pese a que Chile podría sustentar ahora mismo una población de 30 millones de personas, el triple de la población actual. Por el contrario, debemos importar cada año centenares de miles de dólares en alimentos de origen agropecuario.

El latifundio es el gran culpable de los problemas alimentarios de todos los chilenos y responsable de la situación de atraso y miseria que caracteriza al campo chileno. Los índices de mortalidad infantil y adulta, de analfabetismo, de falta de viviendas, de insalubridad son, en las zonas rurales, marcadamente superiores a las de las ciudades. Estos problemas no los ha resuelto la insuficiente Reforma Agraria del gobierno demócratacristiano.

Sólo la lucha del campesinado con el apoyo de todo el pueblo puede resolverlos. El actual desarrollo de sus combates por la tierra y la liquidación del latifundio abre nuevas perspectivas al movimiento popular chileno.

El crecimiento de nuestra economía es mínimo. En los últimos lustros hemos crecido, en promedio, apenas a razón de un 2 % anual por persona; y desde 1967 no hemos crecido, más bien hemos retrocedido, según las cifras del propio Gobierno (ODEPLAN). Esto quiere decir que en 1966 cada chileno tenía una mayor cantidad de bienes de la que tiene hoy. Ello explica que la mayoría esté disconforme y busque una alternativa para nuestro país.

La única alternativa verdaderamente popular y, por lo tanto, la tarea fundamental que el Gobierno del Pueblo tiene ante sí, es terminar con el dominio de los imperialistas, de los monopolios, de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile.

La unidad y la acción del pueblo organizado

El crecimiento de las fuerzas trabajadoras en cuanto a su número, su organización, su lucha y la conciencia de su poder, refuerzan y propagan la voluntad de cambios profundos, la crítica del orden establecido y el choque con sus estructuras. En nuestro país son más de tres millones; de trabajadores, cuyas fuerzas productivas y su enorme capacidad constructiva, no podrán sin embargo liberarse dentro del actual sistema que sólo puede explotarles y someterles.

Estas fuerzas, junto a todo el pueblo, movilizando a todos aquellos que no están comprometidos con el poder de los intereses reaccionarios, nacionales y extranjeros, o sea, mediante la acción unitaria y combativa de la inmensa mayoría de los chilenos, podrán romper las actuales estructura y avanzar en la tarea de su liberación.

Los imperialistas y las clases dominantes del país combatirán la unidad popular y tratarán de engañar una vez más al pueblo. Dirán que la libertad está en peligro, que la violencia se adueñará del país, etc. Pero las masas populares creen cada vez menos en estas mentiras. Diariamente crece su movilización social que hoy se ve reforzada y alentada por la unificación de las fuerzas de izquierda.

Para estimular y orientar la movilización del pueblo de Chile hacia la conquista del poder, constituiremos por todas partes los Comités de la Unidad Popular, articulados en cada fábrica, fundo, población, oficina o escuela por los militantes de los movimientos y de los partidos de izquierda e integrados por esa multitud de chilenos que se definen por cambios fundamentales.

Los Comités de Unidad Popular no sólo serán organismos electorales.
Serán intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas y, sobre todo, se prepararán para ejercer el Poder Popular.
Así, pues, este nuevo poder que Chile necesita debe empezar a gesta rse desde ya, dondequiera que el pueblo se organice para luchar por sus problemas específicos y dondequiera que se desarrolle la conciencia de la necesidad de ejercerlo.
Este sistema de trabajo común será un método permanente y dinámico de desarrollo del Programa, una escuela activa para las masas y una forma concreta de profundizar el contenido político de la Unidad Popular en todos sus niveles.

En un momento dado de la campaña los contenidos esenciales de este Programa, enriquecidos por la discusión y el aporte del pueblo y una serie de medidas inmediatas de gobierno, serán señaladas en un Acta del pueblo que se constituirá para el nuevo Gobierno Popular y el Frente que lo sustenta, en un mandato irrenunciable.

Apoyar al candidato de la Unidad Popular no significa, por tanto, sólo votar por un hombre, sino también pronunciarse en favor del reemplazo urgente de la actual sociedad que se asienta en el dominio de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.

El Programa

El Poder Popular

Las transformaciones revolucionarias que el país necesita sólo podrán realizarse si el pueblo chileno toma en sus manos el poder y lo ejerce real y efectivamente.

El pueblo de Chile ha conquistado, a través de un largo proceso de lucha, determinadas libertades y garantías democráticas, por cuya continuidad debe mantenerse en actitud de alerta y combatir sin tregua. Pero el poder mismo le es ajeno.

Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple Sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder, de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores al campesinado y sectores progresistas de las capas medias de la ciudad del campo.

El triunfo popular abrirá paso así al régimen político más democrático de la historia del país.

En materia de estructura política el Gobierno Popular tiene la doble tarea de:

—preservar, hacer más efectivos y profundos los derechos democráticos las conquistas de los trabajadores; y

—transformar las actuales instituciones para instaurar un nuevo Estada donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder.

La profundización de la democracia y las conquistas de los trabajadores

El Gobierno Popular garantizará el ejercicio de los derechos democráticos y respetará las garantías individuales y sociales de todo el pueblo. La libertad de conciencia, de palabra, de prensa y de reunión, la inviolabilidad del domicilio y los derechos de sindicalización y de organización regirán efectivamente sin las cortapisas con que los limitan actualmente las clases dominantes.

Para que esto sea efectivo, las organizaciones sindicales y sociales de los obreros, empleados, campesinos, pobladores, dueñas de casa, estudiantes, profesionales, intelectuales, artesanos, pequeños y medianos empresarios y demás sectores de trabajadores serán llamadas a intervenir en el rango que les corresponda en las decisiones de los órganos de poder. Por ejemplo en las instituciones de previsión y de seguridad social, estableceremos la administración por sus propios imponentes, asegurando a ellos la elección democrática y en votación secreta de sus consejos directivos. Respecto de las empresas del sector público, sus consejos directivos y sus comités de producción deben contar con mandatarios directos de sus obreros y empleados.

En los organismos habitacionales correspondientes a su jurisdicción y nivel, las Juntas de Vecinos y demás organizaciones de pobladores dispondrán de mecanismos para fiscalizar sus operaciones e intervenir en múltiples aspectos de su funcionamiento. Pero no se trata únicamente de estos ejemplos, sino de una nueva concepción en que el pueblo adquiere una intervenci6n real y eficaz en los organismos del Estado.

Asimismo, el Gobierno Popular garantizará el derecho de los trabajadores al empleo y a la huelga y de todo el pueblo a la educación y a la cultura, con pleno respeto de todas las ideas y de las creencias religiosas, garantizando el ejercicio de su culto.

Se extenderán todos los derechos y garantías democráticas entregando a las organizaciones sociales los medios reales para ejercerlos y creando los mecanismos que les permitan actuar en los diferentes niveles del aparato del Estado.

El Gobierno Popular asentará esencialmente su fuerza y su autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado. Esta es nuestra concepción de gobierno fuerte, opuesta por tanto a la que acuñan la oligarquía y el imperialismo que identifican la autoridad con la coerción ejercida contra el pueblo.

El Gobierno Popular será pluripartidista. Estará integrado por todos los partidos, movimientos y corrientes revolucionarias. Será así un ejecutivo verdaderamente democrático, representativo y cohesionado.

E1 Gobierno Popular respetará los derechos de la oposición que se ejerza dentro de los marcos legales.

El Gobierno Popular iniciará de inmediato una real descentralización administrativa, conjugada con una planificación democrática y eficiente que elimine el centralismo burocrático y lo reemplace por la coordinación de todos los organismos estatales.

Se modernizará la estructura de las municipalidades reconociéndoles la autoridad que les corresponde de acuerdo a los planes de coordinación de todo el Estado. Se tenderá a transformarlas en los órganos locales de la nueva organización política, dotándolas de financiamiento y atribuciones adecuadas, a fin de que puedan atender, en interacción con las Juntas de Vecinos y coordinadas entre sí, los problemas de interés local de sus comunas y de sus habitantes. Deben entrar en funciones con este mismo propósito las Asambleas Provinciales.

La policía debe ser reorganizada a fin de que no pueda volver a emplearse como organismo de represión contra el pueblo y cumpla, en cambio, con el objeto de defender a la población de las acciones antisociales. Se humanizará el procedimiento policial de manera de garantizar efectivamente el pleno respeto a la dignidad y a la integridad física del ser humano. El régimen carcelario, que constituye una de las peores lacras del actual sistema, debe ser transformado de raíz, con vista a la regeneración y recuperación de los que hayan delinquido.

Un nuevo orden institucional: el Estado popular


La organización política

A través de un proceso de democratización en todos los niveles y de una movilización organizada de las masas se construirá desde la base la nueva estructura del poder.

Una nueva Constitución Política institucionalizará la incorporación masiva pueblo al poder estatal.

Se creará una organización única del Estado estructurada a nivel nacional, regional y local que tendrá a la Asamblea del Pueblo como órgano superior de poder.

La Asamblea del Pueblo será la Cámara Única que expresará nacionalmente la soberanía popular. En ella confluirán y se manifestarán las diversas corrientes de opinión.

Este sistema permitirá suprimir de raíz los vicios de que han adolecido en Chile tanto el presidencialismo dictatorial, como el parlamentarismo corrompido.

Normas específicas determinarán y coordinarán las atribuciones y responsabilidades del Presidente de la República, ministros, Asamblea del Pueblo, organismos regionales y locales de poder y partidos políticos con el fin, de asegurar la operatividad legislativa, la eficiencia del gobierno y, sobre todo, el respeto a la voluntad mayoritaria.

A fin da establecer la debida armonía entre los poderes que emanan de la voluntad popular y de que ésta pueda expresarse de un modo coherente, todas las elecciones se efectuarán en un proceso conjunto dentro de un mismo lapso de tiempo.

La generación de todo organismo de representación popular deberá realizarse por sufragio universal, secreto y directo de los hombres y mujeres mayores de 18 años, civiles y militares, alfabetos y analfabetos.

Los integrantes de la Asamblea del Pueblo y de todo organismo de representaci6n popular estarán sujetos al control de los electores, mediante mecanismos de consulta que podrán revocar sus mandatos.

Se establecerá un riguroso sistema de incompatibilidades que conduzca al término del mandato o de la privación de su cargo cuando un diputado o un funcionario de altas responsabilidades se desempeñe como gestor de intereses privados.

Los instrumentos de la política económica y social del Estado constituirán un sistema nacional de planificación, tendrán carácter ejecutivo y su misión será dirigir, coordinar y racionalizar la acción del Estado. Los planes con los que opere deberán ser aprobados por la Asamblea del Pueblo. Los organismos de los trabajadores tendrán una intervención fundamental en el sistema de planificación.

Los organismos regionales y locales de poder del Estado Popular ejercerán autoridad en el radio geográfico que les corresponda y tendrán facultades económicas, políticas y sociales. Podrán, además, entregar iniciativas y ejercer la crítica a los organismos superiores.

Sin embargo, el ejercicio de las facultades de los organismos regionales y locales deberá ajustarse a los marcos fijados por las leyes nacionales y por los planes generales de desarrollo económico y social.

En cada uno de los niveles del Estado Popular se integrarán las organizaciones sociales con atribuciones específicas. A ellas les corresponderá compartir responsabilidades y desarrollar iniciativas en sus respectivos radios de acción, así como el examen y solución de los problemas de su competencia. Estas atribuciones no implicarán limitación alguna a la plena independencia y autonomía de las organizaciones.

Desde el día mismo, que asuma el mando, el Gobierno Popular abrirá canales a fin de que se exprese la influencia de los trabajadores y del pueblo, por intermedio de las organizaciones sociales, en la adopción de decisiones y en la fiscalización del funcionamiento de la administración estatal.

Estos serán pasos decisivos para la liquidación del centralismo burocrático que caracteriza al sistema de administración actual.

La organización de la justicia

La organización y administración de la justicia debe estar basada en el principio de la autonomía, consagrada constitucionalmente y en una real independencia económica.

Concebimos la existencia de un Tribunal Supremo, cuyos componentes sean designados por la Asamblea del Pueblo sin otra limitación que la que emane de la natural idoneidad de sus miembros. Este tribunal generará libremente los poderes internos, unipersonales o colegiados, del sistema judicial.

Entendemos que la nueva organización y administración de justicia devendrá en auxilio de las clases mayoritarias. Además será expedita y menos onerosa.

Para el Gobierno Popular una nueva concepción de la magistratura reemplazará a la actual, individualista y burguesa.

La Defensa Nacional

El Estado Popular prestará atención preferente a la preservación de la soberanía nacional, lo que concibe como un deber de todo el pueblo.

El Estado Popular mantendrá una actitud alerta frente a las amenazas a la integridad territorial y a la independencia del país alentadas por el imperialismo y por sectores oligárquicos que se entronizan en países vecinos y que junto con reprimir a sus pueblos alientan afanes expansionistas y revanchistas.

Definirá una concepción moderna, patriótica y popular de la soberanía del país basada en los siguientes criterios:

a) Afianzamiento del carácter nacional de todas las ramas de las Fuerzas Armadas. En este sentido rechazo de cualquier empleo de ellas para reprimir el pueblo o participar en acciones que interesen a potencias extrañas.

b) Formación técnica y abierta a todos los aportes de la ciencia militar moderna, y conforme a las conveniencias de Chile, de la independencia nacional, de la paz y de la amistad entre los pueblos.

c) Integración y aporte de las Fuerzas Armadas en diversos aspectos de la vida social. El Estado Popular se preocupará de posibilitar la contribuci6n de las Fuerzas Armadas al desarrollo económico del país sin perjuicio de su labor esencialmente de defensa de la soberanía.
Sobre estas bases, es necesario asegurar a las Fuerzas Armadas los medios materiales y técnicos y un justo y democrático sistema de remuneraciones, promociones y jubilaciones que garanticen a oficiales, suboficiales, clases y tropas la seguridad económica durante su permanencia en las filas y en las condiciones de retiro y la posibilidad efectiva para todos de ascender atendiendo sólo a sus condiciones personales.

La construcción de la nueva economia

Las fuerzas populares unidas buscan como objetivo central de su política reemplazar la actual estructura económica, terminando con el poder del capital monopolista nacional y extranjero y del latifundio, para iniciar la construcción del socialismo.

En la nueva economía la planificación jugará un papel importantísimo. Sus órganos centrales estarán al más alto nivel administrativo; y sus decisiones, generadas democráticamente, tendrán carácter ejecutivo.

Área de propiedad social

El proceso de transforrnaci6n de nuestra economía se inicia con una política destinada a constituir un área estatal dominante, formada por las empresas que actualmente posee el Estado más las empresas que se expropien. Como primera medida se nacionalizarán aquellas riquezas básicas que, como la gran minería del cobre, hierro, salitre y otras están en poder de capitales extranjeros y de los monopolios internos. Así quedarán integrando este sector de actividades nacionalizadas las siguientes:

1) La gran minería del cobre, salitre, yodo, hierro y carbón mineral;

2) E1 sistema financiero del país, en especial la banca privada y seguros;

3) El comercio exterior;

4) Las grandes empresas y monopolios de distribución;

5) Los monopolios industriales estratégicos;

6) En general, aquellas actividades que condicionan el desarrollo económico y social del país, tales como la producción y distribución de energía eléctrica; el transporte ferroviario, aéreo y marítimo; las comunicaciones; la producción, refinación y distribución del petr61eo y sus derivados, incluido el gas licuado; la siderurgia, el cemento, la petroquímica y química pesada, la celulosa, el papel.

Todas estas expropiaciones se harán siempre con pleno resguardo del interés del pequeño accionista.

El área de propiedad privada

Esta área comprende aquellos sectores de la industria, la minería, la agricultura y los; servicios en que permanece vigente la propiedad privada de los medios de producción.

Estas empresas en número serán la mayoría. Así por ejemplo en 1967, de las 30.500 industrias (incluyendo la industria artesanal), sólo unas 150 controlaban monopólicamente todos los mercados, concentrando la ayuda del Estado, el crédito bancario y explotando al resto de los empresarios industriales del país vendiéndoles cara la materia prima y comprándoles barato sus productos.

Las empresas que integran este sector serán beneficiadas con la planificaci6n general de la economía nacional. El Estado procurará las asistencias financiera y técnica necesarias a las empresas de esta área, para que puedan cumplir con la importante función que desempeñan en la economía nacional, atendiendo el número de las personas que trabajan en ellas, como el volumen de la producción que generan.

Además, se simplificarán los sistemas de patentes, aranceles aduaneros, contribuciones y tributos para estas empresas y se les asegurará una adecuada y justa comercialización de sus productos.

En estas empresas se deberán garantizar los derechos de obreros y empleados a salarios y condiciones de trabajo justos. El respeto de estos derechos será cautelado por el Estado y los trabajadores de la empresa respectiva

Área mixta

Este sector será mixto porque se compondrá de empresas que combinen los capitales del Estado a los particulares.

Los préstamos o créditos concedidos por los organismos de fomento a las empresas de esta área podrán serlo en calidad de aportes para que el Estado sea socio y no acreedor. Lo mismo será válido para los casos en que dichas empresas obtengan créditos con el aval o garantía del Estado o de sus instituciones.

Profundización y extensión de la Reforma Agraria

La Reforma Agraria es concebida como un proceso simultáneo y complementario con las transformaciones generales que se desea promover en la estructura social, política y económica del país, de manera que su realizaci6n es inseparable del resto de la política general. La experiencia ya existente en esta materia y los vacíos o inconsecuencias que de ella se desprenden, conducen a reformular la política de distribución y organización de la propiedad de la tierra basada en las siguientes directivas:

1.— Aceleración del proceso de Reforma Agraria expropiando los predios que excedan a la cabida máxima establecida, según las condiciones de las distintas zonas, incluso los frutales, vitivinícolas y forestales, sin que el dueño tenga derecho preferencial a elegir la reserva. La expropiación podrá incluir la totalidad o parte de los activos de los predios expropiados (maquinarias, herramientas, animales, etc.).

2.—Incorporación inmediata al cultivo agrícola de las tierras aban­donadas y mal explotadas de propiedad estatal.

3.—Las tierras expropiadas se organizaran preferentemente en formas cooperativas de propiedad. Los campesinos tendrán títulos de dominio que acrediten su propiedad sobre la casa y el huerto que se les asigne y sobre los derechos correspondientes en el predio indivisible de la cooperativa
Cuando las condiciones lo aconsejen, se asignarán tierras en propiedad a los campesinos, impulsando la organización del trabajo y de la comercialización sobre bases de cooperación mutua.
También se destinarán tierras para crear empresas agrícolas estatales con la tecnología moderna.

4.—En casos calificados se asignarán tierras a los pequeños agricul­tores, arrendatarios, medieros y empleados agrícolas capacitados para el trabajo agropecuario.

5.—Reorganización de la propiedad minifundiaria a través de formas progresivamente cooperativas de trabajo agrícola.

6.—Incorporación de los pequeños y medianos campesinos a las ventajas y servicios de las cooperativas que operen en su área geográfica.

7.—Defensa de la integridad y ampliación y asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas, amenazadas por la usúrpaci6n, y que al pueblo mapuche y demás indígenas se les aseguren tierras sufi cientes y asistencia técnica y crediticia apropiadas.

Política de desarrollo económico

La política económica del Estado se llevará adelante a través del sistema nacional de planificación económica y de los mecanismos de control, orientación, crédito a la producción, asistencia técnica, política tributaria y de comercio exterior, como asimismo mediante la propia gestión del sector estatal de la economía. Tendrá como objetivos:

1.—Resolver los problemas inmediatos de las grandes mayorías. Para esto se volcará la capacidad productiva del país de los artículos superfluos y caros destinados a satisfacer a los sectores de altos ingresos hacia la producción de artículos de consumo popular, baratos y de buena calidad.

2.—Garantizar ocupación a todos los chilenos en edad de trabajar con un nivel de remuneraciones adecuado. Esto significará diseñar una política que genere un gran empleo proponiéndose el uso adecuado de los recursos del país y la adaptación de la tecnología a las exigencias del desarrollo nacional.

3.—Liberar a Chile de la subordinación al capital extranjero. Esto lleva a expropiar el capital imperialista, a realizar una política de un creciente autofinanciamiento de nuestras actividades, a fijar las condiciones en que opera el capital extranjero que no sea expropiado, a lograr una mayor independencia en la tecnología, el transporte externo, etcétera.

4.—Asegurar un crecimiento económico rápido y descentralizado que tienda a desarrollar al máximo las fuerzas productivas, procurando el optimo aprovechamiento de los recursos humanos, naturales, financieros y técnicos disponibles a fin de incrementar la productividad del trabajo y de satisfacer tanto a las exigencias del desarrollo independiente de la economía, como a las necesidades y aspiraciones de la población trabajadora, compatibles con una vida digna y humana.

5.—Ejecutar una política de comercio exterior tendiente a desarrollar y diversificar nuestras exportaciones, abrir nuevos mercados, lograr una creciente independencia tecnológica y financiera y evitar las escandalosas devaluaciones de nuestra moneda.

6.—Tomar todas las medidas conducentes a la estabilidad monetaria. La lucha contra la inflación se decide esencialmente con los cambios estructurales enunciados. Debe, además, incluir medidas que adecuen el flujo de circulante a las reales necesidades del mercado, controle y redistribuya el crédito y evite la usura en el comercio del dinero. Racionalice la distribución y el comercio. Estabilice los precios. Impida que la estructura de la demanda proveniente de las altas rentas incentive el alza de los precios.

La garantía del cumplimiento de estos objetivos reside en el control por el pueblo organizado del poder político y económico; expresado en el área estatal de la economía y en la planificación general de ésta. Es este poder popular el que asegurará el cumplimiento de las tareas señaladas.

Tareas sociales

Las aspiraciones sociales del pueblo chileno son legítimas y posibles de satisfacer. Quiere, por ejemplo, viviendas dignas sin reajustes que esquilmen sus ingresos; escuelas y universidades para sus hijos; salarios suficientes; que terminen de una vez las alzas de precios; trabajo estable; atención médica oportuna; alumbrado público, alcantarillado, agua potable, calles y aceras pavimentadas; una previsión social sin privilegios justa y operante, sin pensiones de hambre; teléfonos, policías, jardines infantiles, canchas deportivas; turismo y balnearios populares;

La satisfacción de estos justos anhelos del pueblo ‑que en verdad constituyen derechos que la sociedad debe reconocerle—será preocupación preferente del Gobierno Popular.

Puntos básicos de esta acción de gobierno serán:


a) Definición de arma política de remuneraciones, procediendo a crear de inmediato los organismos que con participación de los trabajadores. Determinarán cifras que efectivamente constituyan sueldos vitales y salarios mínimos en las diversas zonas del país.

Mientras subsista la inflación se procederá a establecer por ley reajustes automáticos, de acuerdo con el alza del costo de la vida. Estos operarán cada seis meses o cada vez que el costo de la vida supere un nivel de 5 % de crecimiento.

En todos los organismos del Estado, y en primer lugar en los cargos de confianza del Ejecutivo, se limitarán los sueldos altos a una cifra compatible con la situación de nuestro país

Se procederá, en un plazo que será definido técnicamente, a establecer un sistema de sueldos y salarios mínimos de niveles iguales para trabajos iguales, cualquiera sea la empresa donde estos trabajos se realicen. Esta política se iniciará en el área estatal para irla extendiendo a toda, a economía, sin perjuicio de las diferencias derivadas de productividad dispares en distintas empresas. Del mismo modo se eliminará toda discnminaci6n entre el hombre y la mujer o por edad en materia de sueldos y salarios.

b) Unificar, mejorar y extender el sistema de seguridad social, manteniendo todas las conquistas legítimas alcanzadas, eliminando los privilegios abusivos, la ineficiencia y el burocratismo, mejorando y haciendo expedita la atención de los interesados, extendiendo el sistema provisional a los sectores de trabajadores que aún no lo tienen, y entregando a los imponentes la administración de las Cajas de Previsión, las que funcionarán dentro de las normas de la planificación.

c) Asegurar la atención médica y dental, preventiva y curativa a todos los chilenos, financiada por el Estado, los patrones y las instituciones de previsión. Se incorporará la población a la tarea de proteger la salud pública.

Los medicamentos, sobre la base de un estricto control de costos en los laboratorios y la racionalización de la producción, se entregarán en cantidad suficiente y a bajo precio.

‑ d) Se destinarán fondos suficientes a fin de llevar a cabo un amplio plan de edificacó6n de viviendas. Se desarrollará la industrialización de la construcción controlando sus precios, limitando el monto de las utilidades de las empresas privadas o mixtas que operan en este rubro En situaciones de emergencia se asignarán terrenos a las familias que los necesiten, facilitándoles ayuda técnica y material para edificar sus viviendas.

El Gobierno Popular tendrá como objetivo de su política habitacional que cada familia llegue a ser propietaria de una casa habitación. Se eliminará el sistema de dividendos reajustables. Las cuotas o rentas mensuales que deban pagar los adquirentes de viviendas y arrendatarios, respectivamente, no excederán, por regla general, del 10 % del ingreso familiar.

Llevar adelante la remodelación de ciudades y barrios, con el criterio de impedir. el lanzamiento de los grupos modestos a la periferia, garantizando los intereses del habitante del sector remodelado, como del pequeño empresario que allí labore, asegurando a los ocupantes su ubicación futura.

e) Se establecerá la plena capacidad civil de la mujer casada y la igual condición jurídica de todos los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio, así como una adecuada legislación de divorcio con disolución del vínculo, con pleno resguardo de los derechos de la mujer y los hijos.

f) La división legal entre obreros y empleados será suprimida, estableciendo para ambos la calidad común de trabajadores y extendiendo el derecho a sindicalizarse a todos aquellos que actualmente no lo tienen.

Cultura y educación

Una cultura nueva para lasociedad

El proceso social que se abre con el triunfo del pueblo irá conformando una nueva cultura orientada a considerar el trabajo humano como el más alto valor, a expresar la voluntad de afirmación e independencia nacional y a conformar una visión crítica de la realidad.

Las profundas transformaciones que se emprenderán requieren de un pueblo socialmente consciente y solidario educado para ejercer y defender su poder político, apto científica y técnicamente para desarrollar la economía de transición al socialismo y abierto masivamente a !a creación y goce de las más variadas manifestaciones del arte y del intelecto.

Si ya hoy la mayoría de los intelectuales y artistas luchan contra las deformaciones culturales propias de la sociedad capitalista y tratan de llevar los frutos de su creación a los trabajadores y vincularse a su destino histórico, en la nueva sociedad tendrán un lugar de vanguardia para continuar con su acción. Porque la cultura nueva no se creará por decreto; ella surgirá de la lucha por la fraternidad contra el individualismo; por la valoración del trabajo humano contra su desprecio; por los valores nacionales contra la colonización cultural; por el acceso de las masas populares al arte la literatura y los medios de comunicación contra su comercialización.

El nuevo Estado procurará la incorporación de las masas a la actividad intelectual y artística, tanto a través de un sistema educacional radicalmente transformado, como a través del establecimiento de un sistema nacional de cultura popular. Una extensa red de Centros Locales de Cultura Popular impulsará la organización de las masas para ejercer su derecho a la cultura.

El sistema de cultura popular estimulará la creación artística y literaria y multiplicará los canales de relación entre artistas o escritores con un público infinitamente más vasto que el actual.

Un sistema educacional democrático, único y planificado

La acción del nuevo Gobierno se orientará a entregar las más amplias y mejores oportunidades educacionales.

En el cumplimiento de estos propósitos influirá el mejoramiento general de las condiciones de vida de los trabajadores y la consideración, en el nivel que corresponde, de las responsabilidades de los educadores. Además, se establecerá un Plan Nacional de Becas lo suficientemente extenso como para asegurar la incorporación y la continuidad escolar a todos los niños de Chile, especialmente a los hijos de la clase obrera y del campesinado. Por otra parte, el nuevo Estado desarrollará un plan extraordinario de construcción de establecimientos escolares, apoyado en recursos nacionales y locales movilizados por los órganos básicos de poder. Se expropiarán las edificaciones suntuarias que se requieran para habilitar nuevos establecimientos escolares e internados. Por estos medios se tenderá a crear por lo menos una escuela unificada (básica y media) en cada comuna rural, en cada barrio y en cada población de las ciudades de Chile.

Con el fin de atender a las necesidades de desarrollo propias de la edad preescolar y para posibilitar la incorporación de la mujer al trabajo productivo, se extenderá rápidamente el sistema de salas cuna y jardines infantiles, otorgando prioridad a los sectores más necesitados de nuestra sociedad. Por efecto de esta misma política, la niñez obrera y campesina estará más apta para ingresar y permanecer provechosamente en el sistema escolar regular.

Para hacer efectiva una nueva enseñanza se requiere la aplicación de métodos que pongan énfasis en una participación activa y crítica de los estudiantes en su enseñanza, en vez de la posición pasiva y receptiva que ahora deben mantener.

Para liquidar rápidamente los déficit culturales y educacionales heredados del actual sistema, se llevará a cabo una amplia movilización popular destinada a eliminar a breve plazo el analfabetismo, a elevar los niveles de escolaridad de la población adulta.

La educación de adultos se organizará principalmente en función de los centros laborales, hasta hacer posible el funcionamiento permanente de la educación general, tecnológica y social para los trabajadores.

La transformación del sistema educacional no será obra sólo de técnicos sino tarea estudiada, discutida, decidida y ejecutada por las organizaciones de maestros, trabajadores, estudiantes y padres y apoderados, dentro de los marcos generales de la planificación nacional. Internamente, el sistema escolar se planificará respetando los principios de unidad, continuidad, correlación y diversificación de la enseñanza.

En la direcci6n ejecutiva del aparato educacional habrá efectiva representación de las organizaciones sociales ya señaladas, integradas en Consejos Locales, Regionales y Nacional de Educación.

Con el objeto de hacer realidad la planificación de la educación y la escuela única, nacional y democrática, el nuevo Estado tomará bajo su responsabilidad los establecimientos privados, empezando por aquellos planteles que seleccionan su alumnado por razones de clase social, origen nacional o confesión religiosa. Esto se realizará integrando al sistema educacional el personal y otros medios de la educación privada.

La educación física

La educación física y las prácticas de todos los deportes, desde los niveles básicos del sistema educacional y en todas las organizaciones sociales de jóvenes y adultos serán la preocupación constante y metódica del Gobierno Popular.

Democracia, autonomía y orientación de la Universidad

El Gobierno de Unidad Popular prestará un amplio respaldo al proceso de la Reforma Universitaria e impulsará resueltamente su desarrollo. La culminación democrática de este proceso se traducirá en importantes aportes de las universidades al desarrollo revolucionario chileno. Por otra parte, la reorientación de las funciones académicas de docencia, investigación y extensión en función de los problemas nacionales será alentada por las realizaciones del Gobierno Popular.

El Estado asignará a las universidades recursos suficientes para asegurar el cumplimiento de sus funciones y su efectiva estatización y democratización. Consecuentemente, el gobierno universitario corresponderá a sus respectivas comunidades.

A medida que en el conjunto del sistema educacional se eliminen los privilegios de clases se hará posible el ingreso de los hijos de los trabajadores a la Universidad y permitirá también a los adultos, va sea mediante becas especiales o a través de sistemas de estudio y trabajo simultáneo, ingresar a cursos de nivel superior.

Los medios de comunicación masiva

Estos medios de comunicación (radio, editoriales, televisión, prensa, cine), son fundamentales para ayudar a la formación de una nueva cultura y un hombre nuevo. Por eso se deberá imprimirles una orientación educativa y liberarlos de su carácter comercial, adoptando las medidas para que las organizaciones sociales dispongan de estos medios eliminando de ellos la presencia nefasta de los monopolios.

El sistema nacional de cultura popular se preocupará especialmente del desarrollo de la industria cinematográfica y de la preparación de programas especiales para los medios de comunicación masiva.

Politica internacional del gobierno popular

Objetivos

La política internacional del Gobierno Popular estará dirigida a:

Afirmar la plena autonomía política y económica de Chile.

Existirán relaciones con todos los países del mundo independientemente de su posición ideológica y política, sobre la base del respeto a la autodeterminación y a los intereses del pueblo de Chile.

Se establecerán vínculos de amistad y solidaridad con los pueblos dependientes o colonizados, en especial aquellos que están desarrollando sus luchas de liberación e independencia.

Se promoverá un fuerte sentido latinoamericanista y antiimperialista por medio de una política internacional de pueblos antes que de cancillerías. La defensa decidida de la autodeterminación de los pueblos será impulsada por el nuevo Gobierno como condición básica de 1a convivencia internacional. En consecuencia, su política será vigilante y activa para defender el principio de no intervención y para rechazar todo intento de discriminación, presión, invasión o bloqueo intentado por los países imperialistas Se reforzarán las relaciones, el intercambio y la amistad con los países socialistas.

Más independencia nacional

La posición de defensa activa de la independencia de Chile implica denunciar la actual OEA, como un instrumento y agencia del imperialismo norteamericano y luchar contra toda forma de panamericanismo implícito en esa organización. El Gobierno Popular tenderá a la creación de un organismo realmente representativo de los países latinoamericanos.

Se considera indispensable revisar, denunciar y desahuciar, según los casos, los tratados o convenios que signifiquen compromisos que limiten nuestra soberanía y concretamente los tratados de asistencia recíproca, los pactos de ayuda mutua y otros pactos, que Chile ha suscrito con los EE.UU.

La ayuda foránea y empréstitos condicionados por razones políticas, o que impliquen la imposición de realizar las inversiones que deriven de esos empréstitos en condiciones que vulneren nuestra soberanía y que vayan contra los intereses del pueblo, serán rechazados y denunciados por el Gobierno. Asimismo se rechazará todo tipo de imposiciones foráneas respecto a las materias primas latinoamericanas, como el cobre, y a las trabas impuestas al libre comercio que se han traducido durante largo tiempo en la imposibilidad de establecer relaciones comerciales colectivas con todos los países del mundo.

Solidaridad internacional

Las luchas que libran los pueblos por su liberación y por la construcción del socialismo recibirán la solidaridad efectiva y militante del Gobierno Popular.

Toda forma de colonialismo o neocolonialismo será condenada y se reconocerá el derecho a la rebelión e los pueblos sometidos a esos sistemas.

Asimismo toda forma de agresión económica, política y/o militar provocada por las potencias imperialistas. La política internacional chilena debe mantener una posición de condena a la agresión norteamericana en Vietnam y de reconocimiento y solidaridad activa a la lucha heroica del pueblo vietnamita.

Del mismo modo se solidarizará en forma efectiva con la Revolución Cubana, avanzada de la revolución y de la construcción del socialismo en el continente latinoamericano.

La lucha antiimperialista de los pueblos del Medio Oriente contará con la solidaridad del Gobierno Popular, el que apoyará la búsqueda de una solución pacífica sobre la base del interés de los pueblos árabe y judío.

Se condenará a todos los regímenes reaccionarios que promuevan o practiquen la segregación racial y el antisemitismo.

Política latinoamericana

En el plano latinoamericano el Gobierno Popular propugnará una política internacional de afirmación a la personalidad latinoamericana en el concierto mundial.

La integración latinoamericana deberá ser levantada sobre la base de economías que se hayan liberado de las formas imperialistas de dependencia y explotación. No obstante se mantendrá una activa política de acuerdos bilaterales en aquellas materias que sean de interés para el desarrollo chileno.

El Gobierno Popular actuará para resolver los problemas fronterizas pendiente basado en negociaciones que prevengan las intrigas del imperialismo y los reaccionarios, teniendo presente el interés chileno y el de los pueblos de los países limítrofes.

La política internacional chilena y su expresión diplomática deberá romper toda forma de burocratismo o anquilosamiento. Deberá buscarse a los pueblos con el doble fin de tomar de sus luchas lecciones para nuestra construcción socialista y de ofrecerles nuestras propias experiencias de manera que en la práctica se construya la solidaridad internacional que propugnamos.

Los veinte puntos básicos de la Reforma Agraria

Primero


La Reforma Agraria y el Desarrollo Agropecuario no serán hechos aislados sino que integrados en el plan global de transformación de la economía capitalista en una economía al servicio del pueblo. Esto significa que la Reforma Agraria no sólo implicará la expropiación de todos los latifundios, la entrega de la tierra a los campesinos, darles la asistencia técnica y el crédito necesarios para que puedan producir lo que Chile requiere, sino también comprenderá la transformación de las relaciones comerciales e industriales para la venta y compra de los productos que los campesinos necesitan para vivir y producir. Todo este sector de comercialización e industrialización de la producción agropecuaria debe estar en manos del Estado o bien de cooperativas campesinas o cooperativas de consumidores.

Segundo


Los beneficios de la Reforma Agraria se extenderán a los sectores de medianos y pequeños agricultores, minifundistas, empleados, medieros y afuerinos que hasta ahora han quedado al margen de ello.

Tercero


Los campesinos a través de organizaciones sindicales, cooperativas y de pequeños agricultores reemplazarán a los representantes de los latifundistas en todos los organismos del Estado. El gobierno de la Unidad Popular se entenderá sólo con estos representantes campesinos porque ellos son los verdaderos representantes del 98 % de la población, que vive y depende de la agricultura.

Al nivel del Ministerio de Agricultura y de Reforma Agraria como se llamará, bajo cuya responsabilidad directa se establecerá la dependencia de todos los organismos del Estado que trabajen el sector agrario, se constituirá un Consejo Nacional Campesino que asesorará al Ministro y a los altos funcionarios de los distintos organismos. Este Consejo se elegirá democráticamente por los organismos de base.

Al mismo tiempo en cada una de las zonas agrícolas del país, se constituirán Consejos Campesinos Zonales en que participarán por igual los funcionarios responsables de las zonas y los representantes campesinos elegidos por la base. En estos Consejos campesinos de nivel nacional y zonal se adoptarán todas las medidas para la acción de la Reforma Agraria y del Desarrollo Agropecuario: expropiaciones, asignaciones de tierras, créditos, comercialización de la producción y de los insumos, etc.

Cuarto


La Reforma Agraria no operará más fundo por fundo sino que por zonas y en cada una de estas zonas se asegurará trabajo productivo, ya sea en la explotación directa de la tierra, en la industrialización y distribución los productos o en los servicios generales necesarios para la producción, a todos los campesinos de la zona.

Quinto


A través de una nueva concepción jurídica se buscará la integración y colaboración en una acción unitaria de los distintos tipos de organizaciones de campesinos: de asalariados, de empleados, medieros, afuerinos, pequeños y medianos agricultores, etc.
Esto implica la complementación de las tareas de los sindicatos, asentamientos, cooperativas campesinas, comunidades indígenas y otros tipos y formas de organización de los pequeños agricultores, como los comités de pequeños agricultores.
El gobierno popular, por otra parte, terminará con la burla actual que significa el no pago del 2 % patronal establecido por la ley de sindicalización campesina a través de la cual los patrones estás tratando hoy día de quebrar las organizaciones sindicales de los trabajadores campesinos.

Sexto


Las regiones forestales se incorporarán a la Reforma Agraria.

Séptimo


Tendrán derecho a no ser expropiados sólo los pequeños y medianos agricultores, y derecho a reserva, sólo aquellos agricultores mayores que sean reconocidos por los campesinos por sus condiciones económicas y sociales favorables para el desarrollo de la producción agrícola y para el desarrollo de la comunidad campesina. En todo caso este derecho a reserva no será preferencial y podrá ser dado en otras tierras en caso de que sea necesario a fin de reestructurar las explotaciones campesinas.

Octavo


En los fundos expropiados se incluirá el capital de explotación a fin de que dichos fundos puedan disponer desde el comienzo del capital necesario para su trabajo.

Noveno


La asistencia técnica al campesinado será gratuita y habrá planes especiales de crédito, asistencia técnica y capacitación para los grupos rnás postergados, especialmente las comunidades indígenas.


Décimo


Cada campesino tendrá derecho a la propiedad familiar de su casa y el huerto.

La producción se organizará de preferencia bajo el sistema cooperativo, aun cuando en casos especiales se contemplará la explotación y asignación individual de la tierra.

Undécimo


Se reorientará la producción a través del crédito, la asistencia técnica y la planificación regional y nacional hacia los productos de más alto valor, ya sea para la exportación o para el mercado interno.

Se reservarán sólo a los pequeños agricultores y otros campesinos, los créditos para ciertos tipos de producciones intensivas, como cerdos y aves, que son los que pueden permitirles mejorar su ingreso y su situación económica y social.

Duodécimo


En una primera etapa del Gobierno Popular se pondrá en operación a fondo la Ley de Reforma Agraria, aplicando todas aquellas facultades que el actual gobierno no ha querido o no ha sido capaz de aplicar, como asignación de tierras a cooperativas, defensa de los medieros y arrendatarios, reorganización de las áreas y sistemas de riego, etc.

Las modificaciones a la actual ley de reforma agraria que son necesarias serán discutidas y aprobadas, antes de ser enviadas al Parlamento, por los Consejos Campesinos Nacionales y Regionales.

Decimotercero


El Estado garantizará la adquisición de toda la producción de los campesinos que no sea comercializada a los precios oficiales por los cauces normales y paulatinamente contratará con anticipación toda la producción agropecuaria planificada según las necesidades del País.

El crédito de adelanto de producción a los pequeños campesinos se dará sólo en dinero y no en documentos, como actualmente sucede en la mayor parte de los casos, lo que significa una nueva explotación de los campesinos que no tienen quién les descuente los documentos sino en condiciones extraordinariamente gravosas para ellos.

Decimocuarto


La agroindustria se localizará de preferencia en las zonas agrarias donde el actual problema de la desocupación o subocupación agrícola es mayor.

Decimoquinto


El Estado nacionalizará todos los monopolios de distribución, elaboración e industrialización de la producción agropecuaria o de los insumos necesarios para ella. Estas empresas se manejarán directamente por el Estado, asesoradas por Consejos Campesinos, o se entregarán a cooperativas campesinas.

Decimosexto


Se establecerá un sistema nacional de previsión para todo el campesinado, cubriendo especialmente los pequeños agricultores actualmente marginados de la previsión. Del mismo modo, se asegurará la continuidad de la previsión de los asentados.

Decimoséptimo


Se impulsarán planes especiales para el mejoramiento y la construcción de la vivienda campesina, pues hasta ahora dicho sector ha estado, en todos los planes de viviendas, al margen de los programas habitacionales del mejoramiento habitacional.

Decimoctavo


Se establecerán en los principales pueblos de las regiones agrícolas, casas del campesino, a fin de que los afuerinos en tránsito o los campesinos que tienen que hacer diligencias en los pueblos tengan dónde alojar y un punto de apoyo y de orientación en sus diligencias, especialmente con los servicios públicos, educación, salud, etc.

Decimonoveno


En materia educacional se desarrollará una política general a través de programas de alfabetización de adultos, publicación de libros, periódicos y programas radiales para campesinos, cursos de tecnología agropecuaria de acuerdo a los planes productivos de la región, etc. Al mismo tiempo se fomentará el teatro, el arte y otras actividades culturales que permitan el desarrollo de la personalidad de las comunidades de campesinos.

Vigésimo


Se dará especial impulso a las políticas de protección de los recursos naturales, planes de forestación y otros y de mejor aprovechamiento de las áreas de riego.


Nacionalización del cobre
(Discurso en la Plaza de la Constitución. Santiago, 21 de diciembre de 1972)

Quiero que cada hombre y cada mujer que me escucha, comprenda la importancia del acto en el cual vamos a firmar el proyecto destinado a modificar la Constitución Política, para que Chile pueda ser dueño de su riqueza fundamental? para que podamos nacionalizar sin apellidos, definitivamente, el cobre; para que el cobre sea para los chilenos.

Deseo entregar algunas cifras, porque sólo concientizando al pueblo, éste tendrá el sentido superior de su propia responsabilidad.

Nacionalizar el cobre ahora, el hierro, el salitre y la riqueza que, indiscutiblemente, obligará a una gran unidad de los que defienden a Chile y sus fronteras económicas. Yo reclamo que estén junto a nosotros aquellos que no tienen nuestro mismo domicilio político ni nuestras mismas ideas, pero que piensan en Chile y en su destino. El paso que vamos a dar, absolutamente dentro de lo‑s cauces legales, seguramente será distorsionado a escala internacional y también, resistido por un grupo pequeño de malos chilenos. Pero el pueblo de Chile y el Gobierno Popular que presido, han medido claramente la responsabilidad de la medida que es indispensable tomar para fortalecer la economía de Chile, para romper su dependencia económica, para completar la esperanza y el anhelo de los que nos dieron la libertad política, para conquistar nuestra segunda independencia, la independencia económica de nuestra patria.

Vean ustedes algunos antecedentes: valor no retornado, es decir, que no volvió a Chile en la gran minería del cobre. Antes de 1930 no hay control. No existía la posibilidad de una estadística veraz. Entre 1930 y 1969 han salido de las fronteras de la patria 3 700 millones de dólares, que han ido a engrosar la gran fortaleza de las empresas que, en escala internacional, controlan los yacimientos cupríferos en los cinco continentes En 1969 no retornaron 166 millones de dólares. Quiero destacar que 3.700 millones de dólares es el 40% de la riqueza total de Chile, del esfuerzo acumulado durante 400 años por todos los chilenos. El 40% de esa riqueza ha salido del año 30 al 69 y este hecho no lo podemos olvidar. Chile sabe también que en total, más 0 menos en esos mismos años, además de por el cobre, por el hierro, el salitre, la electricidad y los teléfonos han salido de Chile algo así como 9.600 millones de dólares, lo que representa el valor total de la riqueza de Chile. Otro Chile ha salido, por irresponsabilidad 0 complicidad de las castas gobernantes, por sobre las fronteras de la patria, mientras el hombre del pueblo se debatía entre el hambre, la incultura y la ignorancia. Por eso haremos que el cobre sea chileno, como etapa inicial de nuestras riquezas.

Quiero que el pueblo sepa que las utilidades netas en Chuquicamata, Salvador y El Teniente, entre 1965 y 1970, alcanzaron a 650 millones de dólares, es decir, un promedio de 110 millones por año..Ciento diez millones de dólares bastan, por ejemplo, para construir tres fundiciones y tres refinerías electrolíticas con capacidad de 100 mil toneladas cada una. Por ejemplo, esos 110 millones de dólares bastarían para alimentar a 250 mil familias durante cerca de 15 meses; entregar un par de zapatos por año a 2 millones y medio de chilenos.

Quiero que sepa el pueblo, que las inversiones en la Gran Minería y en la Andina después de 1965, según el plan de expansión, significó la inversión o significarían la inversión de 690 millones de dólares, para incrementar la producción en 412 mil toneladas al año. De éstos ya se han invertido 140 millones, pero Chile debe 530, es decir, la expansión de las explotaciones mineras se ha hecho endeudando al país.

Quiero que el pueblo sepa que El Teniente, vale decir la Kennecott antes de los pactos, era propietaria del 100 por ciento de las acciones del mineral llamado El Teniente y las utilidades retiradas representaban un 17.4%, las utilidades, repito. Después del pacto, habiendo entregado el 51% de las acciones, siendo propietaria del 49% y haMendo recibido una apreciable suma de millones de dólares, la Kennecott ha recibido el 56% de las utilidades que corresponden a la explotación, o sea, la Kennecott, ahora con el 49% ha tenido tres veces más utilidades que cuando controlaba el 100 por ciento de El Teniente.

Quiero que sepan lo ocurrido en‑escala mundial ‑con la Anaconda. Utilidades netas consolidadas por esta empresa: en 1969, la Anaconda obtuvo utilidades en escala mundial por 99 millones de dólares. De esas utilidades, 79 millones, vale decir, ei 80% 1as obtuvo en Chile. Sin embargo, en Chile sólo tiene invertido un 16% de las inversiones que ¿lene a escala man‑: dial. El 16% de sus inversiones le da el 80% de las utilidades. ¡Caramba que es buen negocio para la Anaconda invertir su plata en Chile!

Quiero que Chile no ignore que no controla ni la explota‑ ción, ni las ventas, ni el manejo financiero del cobre, que alcanzó a mil millones de dólares en 1969. En años anteriores esto ha significado una verdadera sangría para el país. Se imponía, por ejemplo, un precio de venta inferior al internacional. Para no citar más que tres años, el déficit en el valor de las ventas por menor precio que se nos pagó por un precio Inferior al precio internacional, entre 1964 y 1966, fué de 668 millones de dólares, que fueron utilidades exclusivas para las empresas. Quiero destacar que sobre la base de la nacionalización, según las estimaciones de los técnicos y de acuerdo con los antecedentes disponibles, se calcula que a 45 centavos la libra y al nivel de producción actual, la nacionalización reportará para Chile 70 millones de dólares: anuales suplementarios, más que los ingresos que hoy tenemos, es decir, 70 millones más que por el solo concepto de utilidades. ~

Quiero, por último, decirles a ustedes que según antecedentes técnicos, las reservas mundiales de cobre alcanzan a 275 millones de toneladas métricas y que Chile tiene reservas que representan un 30 por ¿lento del total, o sea, más de.80 millones de toneladas. Quiero que sepan que la ley promedio en escala mundial es de una riqueza de 1.5 y la ley promedio de Chile es de 1.7 a 1.8, es decir, somos un país que tiene ilimitadas reservas y una gran riqueza. Por eso es que en este instante, nosotros al dar este paso estamos encarando una gran posibilidad para el pueblo y para la patria y lo vamos a hacer dentro de los cauces legales, lo vamos a hacer como un derecho del pueblo de Chile, Como una obligación del Gobierno Popular que ustedes pusieron. Lo vamos a hacer posible para el progreso material de nuestra patria, para asegurar nuestra soberanía y para demostrar que la dignidad de Chile y su independencia no tiene precio, ni está sometida a ninguna presión ni a ninguna amenaza.

Por lo demás, quiero que se entienda perfectamente bien, esto no es una agresión al pueblo norteamericano ni al Gobierno norteamericano. Ni tampoco es una agresión porque vamos a utilizar la ley y a indemnizar según sea lo justo, y a través de los organismos regulares del Estado chileno y de las propias empresas. Quiero decir públicamente, para terminar con infundios, o para impedir que la conjura internacional se desate en contra nuestra, que estamos llanos) y así ya se ha resuelto, a utilizar los mismos usuarios que han comprado nuestro cobre en Estados Unidos o en Europa, que no nos negamos a negociar con ellos como a negociar cobre con cualquier país del mundo. El que nos pague más y mejor y el que nos compre semielaborado, se llevará gran parte de la producción chilena.

Quiero señalar que no queremos quitar cobre a nadie que nos haya comprado y lo necesite. Lo que quiero decir es que sí vamos a ser dueños de la riqueza esencial de Chile; vamos a controlar su producción, vamos a fijar los niveles de producción; vamos a intervenir directamente los mercados y saber defender el interés de Chile por sobre todas las cosas, siendo nosotros dueños de nuestro destino económico.

Deseo, en forma muy breve, hacer una síntesis del proyecto que entregaremos mañana al Congreso. En ese proyecto se deja establecido, definitivamente, el dominio absoluto del Estado sobre los yacimientos y minas, de modo que los particulares tendrán sobre ellos sólo el derecho de concesionarios. Se establecen las reglas para fijar los montos y formas de pago de las indemnizaciones en caso de expropiación, para ello se debe dictar una ley que determine lo que es Gran Minería, y que puede referirse igualmente al cobre, al hierro, al salitre o a otro mineral cualquiera. Con este proyecto se da término definitivamente a toda posibilidad de existencia de contratos ley.

El Estado queda en libertad para modificar lo que haya pactado con particulares, si así lo requiere el interés nacional,: sin otra obligación que la de indemnizar al afectado.

El Estado queda facultado para tomar posesión material de los bienes en el momento mismo en que se dicte la orden de expropiación; esto en cuanto a las normas generales. En lo que se refiere al caso concreto de la nacionalización de las actuales' minas de cobre de la Gran Minería, y de la Compañía Andina incluida entre éstas, se aplican las normas generales antes indicadas. De modo que no se necesita de una nueva ley. Los minerales y las instalaciones quedarán en poder del Estado por el ministerio de la Reforma Constitucional, que deja sin efecto la compra de las empresas que se habían hecho en virtud de los Convenios de Cobre y se declaran disueltas las actuales empresas mixtas. Lo que se haya pagado por concepto de compra de acciones se abona a la indemnización que debe pagarse. '

No se paga indemnización alguna por los yacimientos: e 1 pago por los bienes expropiados es en dinero, a 30 años de con cuotas anuales con el interés del tres por ciento sin reajuste. E1 pago puede suspenderse si los expropiados entorpecen la marcha de los minerales y se reducirá en la cantidad que hubiesen recibido las compañías por utilidades superiores al promedio anual. Este proyecto está dentro de nuestro derecho. Va al Congreso, donde será discutido y se oirán las corrientes de opinión pública en él representadas.

Estamos actuando dentro de los cauces jurídicos y legales. Y además, puedo recordar que las Naciones Unidas han reconocido el derecho de los pueblos a nacionalizar las riquezas fundamentales que están en manos del capital foráneo. Chile' no renunciará a este derecho, porque ello implica romper nuestra dependencia económica, lo que significa también plena soberanía e independencia cultural. Por ello, esta tarde, al firmar ante ustedes el decreto que crea el Consejo Nacional Campesino y el proyecto que implica la modificación de la Constitución, creo que el pueblo entiende que estamos dando un paso decisivo en la vida histórica de la Patria.

Y si la juventud se va a movilizar y el campesino va a entregar su energía creedora y su capacidad, al igual que la energía creadora y la capacidad de la juventud, serán los mineros, los trabajadores del metal rojo, los empleados técnicos y los profesionales chilenos los que sientan el orgullo de trabajar en una riqueza que será de todos los chilenos. Y por primera vez en la historia, la bandera de la Patria flameará izada en el mástil del esfuerzo de los trabajadores chilenos, para entregar su capacidad productora al progreso de Chile y al pueblo nuestro.

· Dictadura del proletariado
Conferencia de prensa, 25 de mayo de 1971

Pregunta (Agencia EFE):

Señor Presidente, en el Mensaje al Congreso del día 21 de mayo, le correspondió a usted dar la definición más acabada del proceso político que vive el país. Si no me equivoco, las palabras fueron que es el segundo modelo de tránsito hacia el socialismo. Para algunos teóricos marxistas sus palabras pudieron ser, por lo que he entendido, un poco heterodoxas. Para son realmente una manifestación de la riqueza de la doctrina, que permite esta otra manifestación. Entonces, dentro de esto, yo quisiera pedirle que ampliase usted en torno a dos interpretaciones que, en cierto modo, se han podido recoger.

Respuesta:

Su pregunta, indiscutiblemente, es bastante importante. Yo debo decir con claridad que no soy un teórico del marxismo. Yo soy un hombre que ha leído algunos teóricos del marxismo. Sin embargo, no tengo la petulancia de pensar que sobre esta materia podría tener una palabra muy autorizada. Me satisface, sí, que lo que haya dicho por lo menos plantee una inquietud. Yo no diré silvestremente, ni pedestremente ‑pero sí como un hombre que no es un teórico‑, que el marxismo no es una cosa estática; creo que es un método para interpretar la historia. No es una receta para aplicar desde el gobierno. Yo, intencionalmente, dije que en algunos países se había cumplido a etapa señalada como de transición, lo que se denomina la dictadura del proletariado. En la que hay dos aspectos: uno político y otro social. El político es la dictadura, el social es el proletariado. Nosotros hemos cambiado aquí la dimensión de dictadura por una táctica distinta; pero el otro factor, el social, está presente. Porque yo he hablado, y creo que es difícil que un Parlamento burgués se hable así, de proletariado. He hablado de los trabajadores y he dicho que éste es un gobierno los trabajadores. Y dentro de los trabajadores, indiscutiblemente, el factor más importante es el proletariado. Entonces, yo creo que los ortodoxos del marxismo me permitirán esta incursión que no pretende sentar teóricamente una posición doctrinaria, pero que creo que puede señalar que para nosotros existe una aplicación táctica de acuerdo con la realidad chilena. Y, si acaso rompiéramos la virginidad de los ortodoxos pero hiciéramos las cosas, me quedo con lo segundo. ***

(2) Maco Gutiérrez cayó combatiendo el 12 de mayo de 1972 en Huachacaya, Oruro. Era miembro del estado mayor del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia. Acompañado de Pedro Morantt, trataba de eludir la persecución de los esbirros del dictador Banzer.


[1] No es piedra caliza la que extraían los niños sino ceniza volcánica, producto de una gran erupción del volcán Maipo que ocurrió hace sesenta mil años y que corrió por el cajón del río Maipo hasta el valle de Santiago como una gran nube incandescente rica en cristales amorfos de sílice y piedra pómez, ambos excelentes abrasivos que se usaron durante muchos años en Chile para fregar los potos de las ollas, me precisa la geóloga Dalia Chiu.
[2] La Payita murió el 23.11.2002:. Se negó a aceptar entrevistas, no le importaron insidias ni lucubraciones; guardó silencio y discreción hasta su muerte; en una ocasión advirtió: “mi vida morirá conmigo”.

Referencia
Virginia Vidal. "El Presidente Allende y su raro valor." Anaquel Austral: Editorial Poetas Antiimperialistas de América. 26 de Junio de 2008.
http://virginia-vidal.com/anaquel/article_265.shtml


enviado por: Colegio de Antropólogos de Chile A. G." / colegioantropologoschile@gmail.com
© Derechos Reservados